La pela es la pela. El refranero popular catalán describe perfectamente la postura de La Vanguardia ante el procés durante los últimos meses. Sus informaciones han esquivado criticar el desafío soberanista y, a diferencia de toda la prensa española y su principal competidor, El Periódico, en sus páginas casi no se encontraron críticas al Govern.
De hecho, en medio de toda la guerra mediática y la vorágine separatista, el diario del Conde de Godó despedía a Gregorio Morán como columnista. Esta salida se producía solo un mes y medio después de que Màrius Carol, director del diario, censurara su columna Los medios del Movimiento Nacional catalán, muy crítica con los indepes.
No obstante, a medida que el independentismo ganaba terreno y que los hechos fueron confirmando que la Generalitat estaba dispuesta a declarar la independencia de Cataluña de manera formal, el tono de sus informaciones y en especial, el de sus editoriales, ha sido muy diferente.
El periódico editado por el Conde de Godó ha pasado de ser el mejor altavoz del desafío independentista -junto con TV3- a pedir a Puigdemont que hiciera oídos sordos a las presiones de la CUP para que declarara unilateralmente la independencia. El domingo pasado, y en vísperas de la respuesta de Puigdemont a Rajoy respecto de si se había, o no, declarado la independencia, La Vanguardia publicó un duro editorial contra el procés.
Contra el 'procés'
El diario de Javier Godó puso el acento en los dañinos efectos económicos de una independencia inminente y llamó al diálogo con el gobierno central. “La independencia puede ser para muchos un anhelo central. Pero no justifica el presente deterioro económico, ante el que los responsables de las cuentas catalanas exhiben un silencio inaceptable. Y mucho menos justificaría un enfrentamiento entre catalanes. Nadie comprendería que para hacer un país mejor, como pretenden los independentistas, lo empeoráramos hasta ese extremo. No nos lo podemos permitir”.
Fuentes del sector editorial catalán consultadas por EL ESPAÑOL indican que este giro ha sido fruto de un proceso gradual de divorcio con las corrientes más radicales. Desde la llegada de Màrius Carol a la dirección del diario en diciembre de 2013, han optado por jugar a la ambigüedad abandonando las posturas extremas que alcanzaron bajo la responsabilidad de su antecesor Josep Antich. De hecho, en el sector se atribuye su salida a su excesivo apego al independentismo.
Estas mismas fuentes reconocen que el riesgo económico ha obligado a Godó y a La Vanguardia a significarse formalmente contra el actual proceso independentista. “Saben que la independencia traería una crisis económica a Cataluña y eso no es bueno para ninguna empresa y menos para un periódico”, comenta un editor catalán a este periódico.
'La Vanguardia' duplicó sus pérdidas en 2016
La Vanguardia perdió 905.019 euros en 2016, un dato que se comparó negativamente con los 417.000 que ganaron en 2015. La Vanguardia Ediciones S.L. ingresó 98,1 millones de euros durante el año pasado, 7,2 millones menos y un 6,6% de caída respecto del curso anterior. El diario explicó en sus cuentas anuales que este comportamiento por “la incertidumbre del entorno en el que se desarrollan y a la situación macroeconómica actual”.
Con estos datos, el punto de inflexión ha sido la fuga de empresas de Cataluña liderada por el Banco Sabadell y Caixabak a partir de la primera semana de octubre. Les han seguido Criteria, Abertis, Colonial, Planeta, Cellnex, Idilia Foods, Codorniú y Catalana Occidente, entre otros.
El grupo Godó -que también es dueño del diario Sport, 8TV y Rac 1- ha visto que su negocio y en especial su crecimiento actual, se podría poner en riesgo. La Vanguardia ha apostado por convertirse en un diario global que cada vez dependa menos de las informaciones y de los ingresos que se generan en Cataluña, reforzando su apuesta digital, fichando nuevos periodistas para su redacción en Madrid y abordando temas de carácter nacional.
Todavía sin dejar de poner el foco en Cataluña, la idea es centrarse a medio plazo en contenidos que afecten a toda España y además con un fuerte componente internacional. Formalmente Godó no se plantea sacar por el momento su sede social de Cataluña, entre otras cosas porque dejarían de recibir subvenciones y publicidad institucional de la administración pública catalana, pero sí quieren diversificar su negocio informativo y tener una visión decididamente global.
El éxito de la edición digital de 'La Vanguardia'
Uno de los cambios más evidentes lo hemos visto en su edición digital, donde ya ofrecen dos periódicos: el de versión catalana y el de versión global. Y los dos están escritos en español, no en catalán. La edición digital se ha convertido en la punta de lanza de este crecimiento y diversificación de contenidos. De hecho, en redes sociales como Facebook, su apuesta ha sido decidida por información rosa, de televisión y virales, lejos de sus enfoques políticos de la edición impresa.
Esto se ha traducido en que La Vanguardia haya sido uno de los diarios digitales que más ha crecido desde comienzos de año. En enero registraron 13,3 millones de usuarios únicos según Comscore y en agosto crecieron hasta los 18 millones, un 35% de mejora en seis meses. En agosto se situaron a solo 1,7 millones de usuarios del líder, El País y a 100.000 lectores del segundo, El Mundo.
No puede decir lo mismo de su edición impresa, todavía centrada en temas catalanes y en llevar el pulso del procés. Con redacción propia y costes laborales significativamente más elevados. En el primer semestre registró una difusión de 110.250 ejemplares de media diaria, un retroceso del 11,8%, según las cifras de la OJD. Los cinco diarios de mayor tirada (El Mundo, La Vanguardia, El País, ABC, La Razón y El Periódico) perdieron un 12,8% con El País y El Mundo dejándose un 12% y El Periódico perdiendo un 9%.
El diario de Godó también ha reducido sus ventas de ejemplares. Entre enero y junio registró una media de 26.400 copias, un 17% menos, lo mismo que han caído sus competidores en su conjunto. ABC y El Mundo perdieron un 17% y El País, un 19%.
Se dispara su facturación digital
Este éxito digital se ha trasladado a su facturación en internet, que se ha disparado desde enero y que ha sido el gran responsable de que cerrase el primer semestre mejorando sus ingresos, a diferencia de sus principales competidores de Madrid. La Vanguardia facturó 620.000 euros por sus anuncios en internet en el primer mes del año, hasta los 1,4 millones de junio, según las cifras internas del propio diario.
Entre enero y junio facturó 6,3 millones de euros en internet, un 46% más que el primer semestre del año pasado. Estas cifras contrastan con el desempeño de la publicidad en papel donde se pasó de facturar 2,6 millones en enero hasta los 4,1 millones en junio. En total 19,3 millones en el primer semestre, un 0,3% de caída.
Si sumamos la facturación digital y en papel se aprecia un crecimiento del 8,2%, el mejor desempeño del sector, que se compara con el 3,5% de crecimiento de El Periódico y las caídas del 1,6% de El Mundo, del 8,8% de El País y del 9% de ABC.
La Vanguardia ha abierto su abanico a nuevas marcas al mismo tiempo que se consolidaban los buenos resultados de su estrategia de crecimiento de internet con contenidos globales. Esto se ha traducido en que aumentase sus anunciantes y facturación digital muy por encima del mercado. Y todo fuera de la órbita catalana, el foco de los ingresos históricos del periódico.
No renuncia a la publicidad de la Generalitat
Pese a ello, La Vanguardia no renuncia al dinero de la publicidad de la Generalitat. Entre 2011 y 2015, Godó se llevó 16,5 millones de euros en cinco años en concepto de publicidad del departamento de la Presidencia, de los cuales 4,1 millones fueron para 8TV, la televisión del grupo, 5,6 millones para La Vanguardia, 4,6 millones para RAC 1, la radio de Godó y 2,2 millones para Rac 105, la musical del grupo.
En 2016 el grupo Godó se quedó con 5,4 millones, casi el 17,5% de todo el dinero destinado a la publicidad institucional por parte de la Generalitat. La Vanguardia se quedó con 2,2 millones, 8TV con 1,5 millones y RAC 1 con 1,3 millones.
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