El rapapolvo que Joseph Oughourlian propinó a Juan Luis Cebrián en la junta extraordinaria de accionistas de Prisa, acusándole de una pésima gestión, cuestionando su jubilación dorada y negándose a mantenerle en cargos de dirección editorial, no solo ha hecho pública la dura guerra que se vive en el consejo de la compañía hace más de un año, sino que además deja claro que la sucesión del presidente ejecutivo y el nombramiento de Manuel Polanco no cierra estas disputas.
Por el contrario, al calor de los acontecimientos vividos en las últimas 24 horas, y según las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, se abren nuevas batallas en las que los actuales accionistas se disputarán el control del consejo de administración que tiene siete sillones libres tras el cese de cinco independientes y la renuncia voluntaria de otros dos miembros.
Oughourlian habló en nombre de Amber Capital, pero también por boca de César Alierta, el expresidente de Telefónica que, según ha revelado EL ESPAÑOL, lleva muchos meses preparando la salida de Cebrián y el asalto al control de Prisa. Por tanto, de sus palabras se deduce que Amber librará esta nueva batalla y que mantiene su intención de ser un actor principal, a pesar de haber quedado apeados de la elección de Manuel Polanco después de que Cebrián tumbase la elección de Jaime Carvajal.
Los Polanco rompen con Amber
La tarde-noche del martes los Polanco (17% del capital) se unían a HSBC (9,5%) y al mexicano Roberto Alcántara (9%) para proponer a Polanco como presidente, una solución de emergencia que asegurase la salida de Cebrián, pero que con la que se rompía el pacto cerrado con Amber en septiembre para forzar la salida del veterano periodista. Alierta se quedaba fuera de la operación a pesar de haber diseñado y ejecutado el plan durante más de un año.
Horas antes, Jaime Carvajal renunciaba a la propuesta del comité de nombramientos de Prisa para asumir la presidencia no ejecutiva ante la negativa expresa de algunos bancos a su candidatura y las presiones de Cebrián para apartarle. La renuncia de Carvajal fue un duro golpe para Alierta, ya que el marqués era el candidato propuesto por Amber y por el expresidente de Telefónica.
En este nuevo escenario, Amber hizo saber a Cebrián y al resto de los accionistas que forzarían el cese de Cebrián -y que contaban con los apoyos necesarios- si es que seguía bloqueando la llegada de Carvajal. Oughourlian confirmó públicamente estas intenciones y adelantó que el fundador de Prisa bloqueó al menos una vez al nombramiento de su sucesor, una persona -a la que no puso nombre- pero que contaba con el apoyo “de todo el consejo de administración”.
Se aceptan las condiciones de Cebrián
Una amenaza -la del cese de Cebrián- que surtió efecto en el resto de los accionistas, pero que no hizo reconsiderar su postura a Carvajal. Finalmente, y después de las llamadas de Cebrián a Moncloa pidiendo protección, los Polanco proponían a Manuel como sucesor del presidente ejecutivo, un movimiento in extremis que fue aprobado por Telefónica (13% del capital), Santander (4,5%) y Caixabank (5%) y comunicado a Cebrián.
Los accionistas institucionales aceptaban la propuesta bajo dos condiciones: la primera, que todos se comprometiesen a mantener el equilibrio de poderes durante la ampliación de capital de la compañía; y la segunda, que se diese entrada en el consejo a representantes propios para asumir formalmente su peso en la compañía.
Se logro el compromiso además de aceptar las peticiones de Cebrián: no se le cesaba y, por tanto, se le mantenía en el cargo hasta final de año, se respetaba su jubilación de diez millones de euros (bonus incluido de 1,6 millones de acciones tras cerrar la ampliación de capital), y se le aseguraba la presidencia de El País y el control de una Fundación para tutelar la línea editorial de la cabecera.
Pacto sin el apoyo de Amber
Una operación que se hizo sin el apoyo explícito de Amber, fondo que no solo perdió el control de la sucesión tras la renuncia de Carvajal, sino que además tuvo que tolerar que Cebrián fuese premiado con un nuevo puesto editorial. En otras palabras, Alierta veía como se quedaba a las puertas de controlar Prisa y Cebrián seguía vinculado a la compañía con una jubilación dorada.
Pese a que los Polanco han intentado vender el cambio como un triunfo de quienes pedían la salida de Cebrián desde hacía meses, Amber y Alierta entienden que ha sido un nuevo triunfo del periodista. Desde febrero, Amber Capital viene pidiendo insistentemente la salida de Cebrián e incluso bloqueó la venta de Santillana en mayo. No obstante, no fue hasta finales de septiembre cuando lograron el apoyo explícito de los Polanco, y planearon el futuro de la compañía.
Primero se aseguraron el apoyo del consejero delegado Manuel Mirat y luego buscaron un candidato para suceder a Cebrián. Juntos incluso bloquearon la llegada de Javier Monzón, el candidato del Banco Santander, paradójicamente gracias a las llamadas de auxilio lanzadas por Cebrián a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Disputas por los sillones del consejo
Alierta buscó un nuevo candidato, Jaime Carvajal, que también contó con el apoyo de los Polanco y que horas antes de la designación de Manuel Polanco era el elegido para sustituir a Cebrián. Y lo que fue peor para sus intereses, se pactó un importante recambio de en el consejo, algo a lo que el fondo se opuso frontalmente, como Oughourlian indicó en la junta del miércoles. Amber perdía a consejeros afines casi al mismo tiempo que se dinamitaba su alianza con los Polanco.
La composición del consejo fue la madre de todas las batallas que se libraron en la junta. Oughourlian calificó de poco transparente y ajena a las reglas de gobernanza la propuesta conocida a primera hora del miércoles. El pacto al que había llegado el resto del capital pasaba por el cese de todos los consejeros independientes para hacer sitio a otros que supuestamente ostentan dicha condición pero son obvios representantes de los inversores institucionales como Telefónica, Santander o Caixabank, que no gozaban de representación en el consejo a pesar de ser accionistas relevantes desde 2012.
Una composición del consejo en que además Amber no ganaba ningún nuevo asiento, a pesar de ser el mayor inversor con un 19% del capital. Finalmente, y después de comenzar la junta con más de media hora de retraso, de diez intervenciones, de las críticas de Oughourlian y de una votación fuera del orden del día para apartar a cinco consejeros, se aprobó con un 56% del capital la salida de Gregorio Marañón, José Luis Leal, Alain Minc, Elena Pisonero, Alfonso Ruiz de Assin. Minutos antes habían renunciado al consejo Glen Moreno y Ernesto Zedillo.
La clave está en la ampliación de capital
¿Y ahora qué? Evidentemente la lucha sigue, aunque en este nuevo mapa Amber y Alierta parecen haberse quedado solos. En principio, esto les impedirá bloquear las prebendas de Cebrián, la puesta en marcha de su Fundación y la ratificación definitiva de Manuel Polanco. Pero esto no significa que renuncien a dar batalla.
De hecho, la verdadera batalla se librará ahora por los siete sillones vacantes en el consejo. La propuesta de los bancos y Telefónica es incluir a Javier Gómez Navarro (exministro de Turismo del PSOE), Javier Monzón (en nombre de Santander), Javier de Jaime (socio de CVC), Francisco Gil (expresidente de Telefónica México) y Sonia Dulá (Bank of America Merrill Lynch). Pero Amber y Alierta intentarán bloquearlos.
El fondo apuesta sus fichas a la ampliación de capital de 450 millones de euros y a los problemas de liquidez que algunos actuales accionistas tendrían para suscribirla. Como adelantó EL ESPAÑOL Telefónica y los bancos acudirán a la ampliación, pero no está claro que los Polanco tengan dinero para hacerlo -aunque se habla de un crédito de los propios bancos involucrados- o que se sume finalmente Roberto Alcántara.
Henneo no tira la toalla
Esto abre el abanico a un sinfín de posibilidades entre las que está que Amber gane peso ante la impasividad de pequeños accionistas o que entren nuevos inversores tutelados por el fondo y el propio Alierta. En todo este proceso se ha hablado del interés de Henneo de entrar en Prisa, siempre de la mano del expresidente de Telefónica.
Se aproximan días duros en Prisa con lo que se demuestra que la salida de Cebrián solo era el comienzo de la solución del problema. La verdadera lucha es por el control de la compañía y en esa batalla Alierta no está dispuesto a tirar la toalla, aunque enfrente se ha encontrado a tres de los gigantes más relevantes del Ibex 35.