Prisa ha vivido una verdadera revolución en el año transcurrido desde la última Junta General de Accionistas: Juan Luis Cebrián ha abandonado la gestión después de tres décadas, el grupo ha consolidado una nuevo equilibrio accionarial entre el Banco Santander y Amber Capital y se ha dado paso a la enésima refinanciación de la deuda.
Una nueva Prisa que de cara a los accionistas arrancó este miércoles, pero que lleva meses cambiando de piel. Un momento en que el presidente Manuel Polanco y el consejero delegado Manuel Mirat intentaron trazar las líneas maestras de la nueva vida de la compañía ante la atenta mirada de Juan Luis Cebrián, que ya sin poderes ejecutivos siguió desde la primera fila del público todo el desarrollo del encuentro.
En su discurso ante los accionistas reunidos paradójicamente en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid presidido por Manuela Carmena, el presidente no ejecutivo Manuel Polanco se refirió a las prioridades del grupo centrándose en en nuevos proyectos en el área educativa (Santillana).
Polanco recordó también el papel clave que ha jugado la ampliación de capital en el saneamiento financiero y anunció un nuevo plan de incentivos para el equipo directivo "acorde con el mercado", y en línea de la opinión de los accionistas.
Guiño a Juan Luis Cebrián
También se refirió al compromiso de Prisa en temas como la unidad de España y afirmó que los medios del grupo seguirán oponiéndose a situaciones como el desafío independentista catalán.
Manuel Mirat, consejero delegado del grupo, comenzó su intervención agradeciendo el trabajo de Juan Luis Cebrián. Su objetivo es generar valor y apostar firmemente en el negocio editorial, por ello Mirat se comprometió a "devolver con resultados" los esfuerzos recientes que han realizado los accionistas.
Mirat apostó por el desarrollo digital e hizo énfasis en un plan de eficiencia de la estructura corporativa para reducir costes. “Estamos revisando todas las unidades del grupo con el objetivo de identificar mejoras”, indicó. El consejero delegado también se refirió a los proyectos en los que trabaja para dar mayor independencia y gobernanza a los directores de sus medios de comunicación.
Una de las pocas novedades de la junta fue el anuncio de la renuncia de John Paton como consejero de Prisa, lo que llevará a la empresa a reducir su número de consejeros de 17 a 13 miembros y las comisiones de cinco a tres personas.
Nuevo consejo de Prisa
Una junta que ratificó una avalancha de cambios que se han producido en el último año y que han cambiado completamente el presente y el futuro de la compañía.
En la misma junta en la que Cebrián anunció su marcha se produjo la salida de siete consejeros independientes. Renunciaron Glen Moreno y Ernesto Zedillo antes del inicio de la junta y horas después fueron destituidos Gregorio Marañón, José Luis Leal, Alain Minc, Elena Pisonero y Alfonso Ruiz de Assin.
La justificación fue que Prisa necesitaba dar mayor representación a los diferentes accionistas, por lo que se nombró a Javier Monzón, cercano al Banco Santander y a Javier Gómez-Navarro, Javier de Jaime (CVC Capital), Francisco Gil Díaz (ex presidente de Telefónica México) y Sonia Dulá (Bank of America Merrill Lynch).
El último nombramiento ha sido el de Fernando Martínez, hasta mayo del año pasado el director financiero de Prisa, después de ocupar varios cargos de confianza dentro del grupo. Ahora ha sido nombrado en representación de Amber Capital junto a Joseph Oughourlian, aunque el fondo pide un sillón más hasta completar tres plazas y hacer valer su 26%.
Nuevo equilibrio accionarial
Una de los principales sellos de identidad de la nueva Prisa tiene que ver con su aparente equilibrio accionarial. La compañía lanzó una ampliación de capital que finalmente se formalizó por 563 millones de euros, el montante necesario para reestablecer el equilibrio patrimonial, salvar a la empresa de la disolución y hacer un pago en efectivo de parte de la deuda.
Esta ampliación dio paso en febrero a una nueva composición del capital en el que el Banco Santander consolidó su posición, al tiempo que La Caixa se diluía y Telefónica reducía hasta el 9,4%.
Esta nueva distribución reforzó a Amber como el mayor accionista con el 26% de las acciones, pero frente a un núcleo duro (con hasta un 23% del capital) conformado por los accionistas cuya ampliación fue directa o indirectamente financiada por el banco español.
División de poderes en la gestión
Este equilibrio de poderes ha configurado un nuevo núcleo en la toma de decisiones de la empresa. Manuel Polanco era nombrado en diciembre sustituto de Cebrián, aunque con poderes no ejecutivos, mientras que en febrero Javier Monzón era designado vicepresidente no ejecutivo, con funciones estratégicas en el grupo.
El directivo propuesto por el Banco Santander tiene entre sus principales cometidos mantener la paz accionarial con Amber y participar también en el diseño de las líneas maestras del grupo junto con el consejero delegado Manuel Mirat -con plenos poderes operativos- y con Agusto Delkáder como director editorial.
Nuevo equipo directivo
En la anterior junta de accionistas -antes del verano de 2017- se hacía oficial la salida de José Luis Sáinz como consejero delegado y era sustituido por Manuel Mirat. Un directivo en principio afín a Cebrián, pero que poco a poco fue construyendo un equipo de gestión a su medida, en especial tras la salida formal del ex Presidente Ejecutivo en noviembre del año pasado.
En sucesivos movimientos nombró a Pedro García Guillén como consejero delegado de Prisa Radio a Alejandro Martínez Peón como consejero delegado de Prisa Noticias, a Felipe de Lucas como responsable comercial, a Jorge Rivera como director de Comunicación y a Augusto Delkáder como director editorial. La mayoría conocedores del grupo y que ya tuvieron puestos de responsabilidad en los momentos de mayor gloria de la empresa.
Refinanciación de la deuda
En enero se firmó un acuerdo con la mayoría de los acreedores financieros del grupo. El pacto recogía la extensión del vencimiento de la deuda hasta finales de 2022, es decir, una ampliación de cinco años en la vigencia. El grueso de la deuda (956 millones de euros) debía ser pagado a finales de este año, lo que ponía en riesgo la viabilidad de Prisa. La deuda total del grupo llega a los 1.455 millones de euros.
Con el acuerdo con la banca acreedora y fondos, Manuel Mirat se aseguraba la tranquilidad necesaria para emprender los proyectos de transformación. El pacto no prevé amortizaciones obligatorias durante los tres primeros años -hasta diciembre de 2020- con un calendario de repago posterior ajustado a la generación de caja esperada de los negocios de Prisa
La duda de Media Capital
La venta de Media Capital anunció el 14 de julio por un valor superior a los 400 millones de euros, pero de la que quedarán 320 millones en las arcas de Prisa. No obstante, desde esas fechas la operación se ha enquistado en las autoridades lusas de la competencia que deberá dar su fallo definitivo en las próximas semanas.
Con toda la opinión pública en contra, en Prisa siguen con atención el proceso, que de rechazarse podría significar un duro golpe para el plan de salvamento que tiene entre sus piezas importantes, precisamente la venta de la compañía portuguesa.