El pasado 26 de junio no fue agradable para José Ramón de la Morena, ni para los directivos de Onda Cero. El mítico periodista deportivo, creador de El Larguero y némesis del todopoderoso José María García, registró una de las audiencias más bajas de su historia profesional: 284.000 oyentes al mando de El Transistor, el peor dato desde que desembarcó en la emisora de Atresmedia.
Acostumbrado a audiencias que regularmente superaban el millón de oyentes en Cadena Ser, en junio de 2016 fichó por Onda Cero con el objetivo de mejorar una franja que en la cadena de San Sebastián de los Reyes no superaba los 200.000 oyentes.
Tres años después y pasado el ecuador de contrato el objetivo no se ha conseguido, lo que vuelve a despertar las suspicacias hacia el locutor dentro de la emisora y deja en el aire una eventual renovación que debería comenzar a negociarse a partir de la temporada que comienza en septiembre, la cuarta a los mandos de El Transistor.
Dentro de Onda Cero es creciente la inquietud por la figura de De la Morena. Ha superado las audiencias que sus predecesor, Héctor Fernández, pero sigue lejos de su competencia: los casi 700.000 oyentes de Juanma Castaño en El Partidazo de Cope y los 800.0000 seguidores de Manu Carreño en El Larguero de Cadena Ser.
El sueldo de De la Morena
De la Morena no ha cumplido con las expectativas. En la emisora nunca se plantearon que asaltara el primer lugar de Cadena Ser, pero sí que compitiese por el liderazgo. Después de tres años sigue siendo la tercera opción y lo peor es que las cifras han ido a la baja. En su estreno en el EGM de diciembre de 2016 llegó a los 372.000 oyentes, tras lo que comenzó una escalada hasta los 413.000 oyentes de finales de 2018.
No obstante, todo se torció en 2019 cuando la caída fue progresiva: de los 313.000 de la primera oleada de abril hasta los 284.000 de junio. El resultado es que sigue estando muy lejos de sus competidores con la Cope en 681.000 oyentes y Cadena Ser en 824.000 fieles.
El gran problema es que estos datos no tienen relación con la gran apuesta económica y logística que se lleva haciendo tres años en la emisora. De la Morena firmó un contrato galáctico en 2016 por cinco temporadas a razón de 3,4 millones al año, un total de 17 millones de euros por todo el periodo.
Estamos hablando probablemente del contrato más alto para un presentador de deportes de la radio española, muy por encima de lo que cobran las estrellas de Cope o las de la Ser. Por ejemplo, tras su última renovación Manu Carreño podría estar ganando unos 800.000 euros, mientras que otras figuras como Manolo Lama o Paco González no superarían los 1,2 millones de euros cada uno.
Con estos datos hay voces que piden en Onda Cero una sucesión ordenada hacia comunicadores que quizás no tengan tanta solera, pero que su sueldo represente una reducción de la masa salarial de la emisora.
Gastos de personal de Onda Cero
En sus últimas cuentas semestrales Atresmedia indicó que su división de Radio ingresó 43,2 millones de euros, un 2,5% más que no fue suficiente para mejorar sus resultados de explotación que llegaron a los 7,4 millones, un 6,2% menos. Los gastos de personal crecieron un 3,1% hasta los tres millones.
Las fuentes consultadas por este diario indican que hay algunos directivos dentro del grupo que ya están moviendo ficha en búsqueda de este comunicador que sustituya a De la Morena. Estas mismas fuentes indican que se ha hablado de la posibilidad de finiquitar su contrato antes de los cinco años reglamentarios o, en el peor de los casos, no renovarle tras la finalización de su compromiso con Onda Cero en verano de 2021.
Por otro lado, otras fuentes de la emisora niegan tajantemente que se le esté buscando sustituto: “De la Morena tiene contrato en vigor” indican, aunque prefieren no pronunciarse sobre una eventual renovación que se debería abordar en los próximos meses. Al mismo tiempo reconocen que los resultados del comunicador no son los esperados.
Lo que sí está claro es que la renovación de De la Morena está en el aire y que esta temporada deberá mejorar sus audiencias para intentar convencer al sector que pide su salida. Y lo hace probablemente en uno de los momentos más delicados de su historia profesional reciente, tras ser líder indiscutible en la Ser y con 27 cursos al frente de El Larguero. Una empresa del calado de la batalla que libró durante finales de los ochenta y principios de los noventa con José María García. Y de la que salió airoso. ¿Qué pasará esta vez?