Las cosas están cambiando en Cadena Ser y en el grupo Prisa. Los nuevos tiempos traen consigo un paulatino divorcio de la izquierda política y social y una vuelta a posiciones más conservadoras cultivadas en la época de Juan Luis Cebrián. La guerra accionarial que se ha vivido en las últimas semanas ha coronado a Javier Monzón como el gran ganador, reforzando en sus posiciones más cercanas a la derecha española
En este contexto, las dos estrellas de la Cadena Ser -Àngels Barceló y Pepa Bueno- comienzan a estar en el punto de mira. La nueva Prisa que ha nacido de los acuerdos de esta semana será más conservadora, un nuevo rumbo en el que las dos presentadoras no terminan de encajar.
Esta semana, Javier Monzón fue ratificado en el cargo de presidente no ejecutivo tras un pacto entre la banca acreedora, el fondo Amber y el directivo, para impulsar la separación de Santillana y obtener mejores condiciones para la refinanciación.
Desde el punto de vista financiero la paz es favorable para todos, pero la guerra por el control político sigue adelante y Monzón necesita toda la artillería disponible en sus dos medios de referencia para plantar cara. Amber pidió apoyo a Moncloa, que buscó presionar para obtener el control editorial del grupo y mantenerlo como un aliado político.
Semanas de tensión en la que Javier Monzón se defendió buscando el apoyo de posiciones más conservadoras en las filas del PSOE histórico, PP y Ciudadanos. Ahora, con el triunfo en la mano, el presidente ejecutivo del grupo seguirá con su hoja de ruta que comenzó a desplegarse con el nombramiento del conservador Javier Moreno en la dirección de El País, en las antípodas de lo que representaba Soledad Gallego, la anterior directora.
Directivos de la Ser
Como ya contó Invertia, la vuelta de Javier Moreno después de seis años representó un guiño a los poderes institucionales, al PSOE más tradicional y a las empresas más importantes. Con el nuevo director de El País al mando entre 2006 y 2014 se produjo la mayor cercanía del diario a estos grupos de influencia y su retorno significa la vuelta a estas esencias, las mismas que cultivó Juan Luis Cebrián como presidente ejecutivo de la compañía.
En este proyecto el siguiente paso podría ser la cúpula de la Ser. Daniel Gavela fue repescado como director general de la emisora en febrero de 2018 y Daniel Anido volvía como director de informativos en julio de ese año. Dos figuras históricas de la emisora, pero que no están cerca de la prudencia y de la ideología más conservadora que exige la nueva Prisa.
Una vez resuelta la situación de los directivos de la Ser tocará el turno de sus presentadoras. La orden es tener prudencia ante los conservadores y ser incisivos con el Gobierno de PSOE y Podemos. Hasta el momento, Àngels Barceló se ha comportado como un verso libre, criticando a independentistas, al Gobierno, pero también al PP y Ciudadanos.
En el caso de Pepa Bueno, históricamente ha cargado más las tintas a la derecha por su fuerte identificación con sectores del PSOE más tradicional. En ambos casos se les pedirá más calma y tranquilidad. Unas directrices que llegan para dos programas que no pasan por su mejor momento de audiencia.
En abril, Hoy por Hoy de Àngels Barceló llegó a los 2.832.000 oyentes, un crecimiento del 0,6%. El problema es que la distancia con Carlos Herrera y la Cope se reduce y ya es de menos de 400.000 oyentes. Cuando se estrenó el comunicador andaluz en 2015, la diferencia era de más de un millón de seguidores.
No hay recursos
En el caso de las noches, Hora 25 de Pepa Bueno se mantuvo en el millón de oyentes y no experimentó cambios respecto a la oleada anterior del EGM. Esto permitió que La Linterna de Cope y Ángel Expósito siga recortando distancias tras situarse en los 895.000 oyentes, un 2,6% más. Solo les separan 105.000 oyentes, uno de las distancias más reducidas de los últimos años.
¿Cambio de presentadoras? La Ser lo tiene complicado, básicamente porque no tiene dinero para fichar ni para indemnizar. La última muestra de esta situación generada por la caída de la publicidad tiene que ver con el fallido fichaje de Frank Blanco, porque no se pudieron satisfacer sus pretensiones económicas.
Es por ello que se optará por pedir pequeños retoques en la línea editorial de la parrilla para suavizar las posiciones hacia posturas más conservadoras. De momento, no hay ninguna salida prevista aunque las cosas podrían cambiar de cara al próximo año. Todo dependerá de la evolución política y de la guerra PSOE-Podemos contra el PP.