Uno de los grandes símbolos de la historia de la casa automovilística FIAT, Cesare Romiti, falleció este martes en Milán a la edad de 97 años. Romiti ha sido uno de los empresarios y consejeros delegados más importantes de Italia. Su estrecha relación con Gianni Agnelli y su “puño de hierro” con los sindicatos marcó una época en la historia industrial italiana. Durante su administración, los coches de FIAT se hicieron aún más populares en toda Europa, colocando a la casa turinesa entre las principales compañías industriales del Viejo Continente.
Tras finalizar su etapa en FIAT después de 25 años, encabezó el mundo de los medios de comunicación; ya que entre 1998 y 2004 ejerció como presidente de Rizzoli Corriere della Sera (RCS), uno de los grupos de editoriales de referencia del país con forma de bota, editor del histórico diario transalpino Corriere della Sera.
“Se marcha un importante protagonista de una difícil y controvertida temporada de las relaciones industriales y del capitalismo italiano”, afirmó ayer el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, quien añadió: “Fue consejero delegado de empresas importantes y aportó a FIAT su experiencia financiera”. John Elkann, presidente de la casa automovilística de Turín, aseguró ayer que “Cesare Romiti afrontó con valentía momentos difíciles y por ello merece un lugar destacado en la historia de FIAT”.
No se puede entender la figura de Cesare Romiti en Italia si no es destacando su papel como brazo derecho de Gianni Agnelli (1921-2003), el histórico propietario de la FIAT de la segunda mitad del siglo XX, nieto del fundador de la casa turinesa. Entre ellos nunca se tutearon, pero en un contexto en el que el usted, entre ellos, era más personal que el propio tuteo.
La relación entre Romiti y Agnelli era de plena confianza y más al tratarse de la dirección de una compañía de la envergadura de FIAT: “El Abogado”, así se le conocía en Italia a Agnelli, “se confiaba mucho conmigo”, reveló una vez el propio Romiti en una entrevista al Corriere della Sera. Agnelli y Romiti, igualmente, tenían dos caracteres distintos. L’Avvocato, según cuentan las crónicas, era una persona a la que no le gustaba mentir. Un elemento, así pues, incómodo a la hora de enfrentarse a los colectivos obreros: “En las negociaciones, a las que participaba muy poco, se le solía escapar hasta qué punto podía llegar la empresa; algo que obviamente no se tiene que hacer nunca. Pero a él le habían enseñado a ser así”, contó una vez el propio Romiti.
Siendo uno de los protagonistas más destacados de la industria italiana, guió la FIAT entre 1974 y 1998 coincidiendo con momentos complicados, como durante la crisis del petróleo en los años ‘70 o las grandes protestas obreras de principios de los ‘80. La gestión de Cesare Romiti al frente de FIAT durante un cuarto de siglo es definida con contundencia por parte de la prensa italiana: “puño de hierro”, “directivo de hierro”, de “línea dura”, “un tipo duro”.
En octubre de 1980, por ejemplo, miles de empleados de la FIAT encabezaron una manifestación antisindicalista contra unos piquetes que llevaban más de un mes sin poder acceder a las factorías turinesas. El efecto directo de esa manifestación, conocida como la marcha de los cuarenta mil, provocó que Cesare Romiti se aprovechara de la situación para presionar a los sindicatos para que, finalmente, aceptaran un acuerdo favorable a FIAT.
Durante su etapa como directivo de la compañía piamontesa Romiti, así pues, fue el símbolo de la línea dura antisindicalista, teniendo que lidiar con un clima convulso: malestar entre los sectores obreros, problemas de balance y de gobernabilidad en la empresa, riesgo de intervención del Estado por mala gestión, el peligro del terrorismo y pérdida de mercado, entre otros. En su etapa como directivo de FIAT logró, finalmente, que los sindicatos agachar la cabeza aprovechándose de la difícil coyuntura política y económica que vivía Italia entre finales de los ‘70 y principios de los ‘80.
Nacido en Roma en 1923, fue miembro de una familia humilde. Tras la muerte de su padre de forma prematura, su madre tuvo que cuidar de él y de sus hermanos. Durante la Segunda Guerra Mundial su familia pasó penurias, de ahí que siempre recordara que él “había vivido el hambre, de verdad”.
Tras haberse licenciado en Economía y Administración de Empresas, su escalada como directivo empezó en el año 1970, cuando fue nombrado director general de Alitalia, de la que más tarde terminaría siendo consejero delegado. En 1974 entró en FIAT, empresa de la que fue también consejero delegado a partir de 1976. Con el pasar de las décadas, estuvo vinculado a la privatización de aeropuertos en Italia, mantuvo fuertes lazos empresariales con China y entre 2006 y 2013 fue presidente de la Academia de Bellas Artes de Roma.