Telefónica no tiene entre sus prioridades su participación en el grupo Prisa. De hecho, la operadora está abierta a vender el 9,4% que mantiene todavía en el grupo de comunicación si llega una buena oferta.
Fuentes de mercado confirman a este diario que la compañía ya ha realizado algunas aproximaciones con potenciales interesados en este paquete en los últimos meses, pero sin llegar a acuerdos definitivos.
La operadora de telecomunicaciones quiere centrarse en sus negocios estratégicos y enfocados en mercados digitales. En este sentido, la participación que mantienen en Prisa es una rara avis que no tiene relación con su vocación de mantener inversiones que le aporten valor industrial.
No obstante, vender el paquete de Prisa no es fácil. El primer lugar, el actual precio de la acción es un freno para intentar sacar cualquier rentabilidad. Al cierre del mercado del viernes, la valoración en bolsa del grupo era de 360 millones de euros, lo que valora el paquete de Telefónica en poco menos de 35 millones.
Una acción que se ha hundido un 67% en lo que va de año. Telefónica no quiere vender a cualquier precio y aunque son conscientes de la realidad del mercado, esperan una oferta algo superior a lo que se está negociando en estos momentos.
Lucha en Prisa
Sin embargo, el mayor condicionante de su salida de Prisa es el estratégico y político. Las presiones de Moncloa y del resto de accionistas del grupo como Santander (que tiene el 4,1%) mantienen a la operadora en una situación compleja y no buscada.
El último ejemplo de esta situación se vivió antes del verano. Amber Capital (dueño del 29% de Prisa) apostó fuerte por forzar la salida del presidente Javier Monzón, aunque finalmente no lo logró principalmente por el frente que formaron Santander y Telefónica.
En los últimos meses se ha formado un frente para proteger la "españolidad" de Prisa ante la arremetida de los fondos de inversión. Sin ir más lejos, la semana pasada el fondo Melqart subió hasta el 4,1% de participación en el grupo, al mismo nivel del Banco Santander.
Sin embargo, no son batallas que ahora quiera librar Telefónica. César Alierta se caracterizó siempre por realizar este tipo de apuestas con inversiones estratégicas sin rentabilidad, pero con influencia de la mano de movimientos políticos. Pero el atual presidente José María Álvarez Pallete tiene un perfil distinto y técnico que busca inversiones industriales que aporten valor a la compañía.
La historia reciente de Prisa con Telefónica se remonta a mayo de 2002 con la venta de la operadora de televisión de pago Vía Digital a Sogecable, la filial audiovisual de la editora de El País. Una historia de desencuentros que continuó en mayo de 2014 con la compra por Telefónica de Sogecable.
Historia en Prisa
Una década después y sin lograr reducir su abultada deuda generada por la compra de Vía Digital, Telefónica rescataba a Prisa comprando su operadora de televisión de pago por 725 millones de euros, de la que mantenía el 22% del capital.
El último gran movimiento lo conocíamos en febrero de 2016, cuando la operadora hacía público que ejecutaba las acciones de derivados de Prisa que representaban el 8,7% del capital. Con ello, la compañía pasaba de tener el 4,98% al 13%, porcentaje de participación que mantuvieron hasta la ampliación de capital de Prisa de 2018.
En esa oportunidad la operadora diluyó su participación en Prisa del 13,05% al 9,44% al no acudir a la ampliación de capital realizada por el grupo de medios de comunicación. En concreto, la operadora de telecomunicaciones conservó 52,7 millones de acciones de Prisa.
Pese a esta reducción, la operadora se mantiene como el segundo inversor en importancia tras Amber Capital. Eso es por lo que su venta -y el futuro comprador- es clave para entender el equilibrio de poder futuro en Prisa.
Si Telefónica vende a un fondo, Amber lo tendrá más fácil en el caso de intentar un nuevo asalto al control de la compañía, pero si por el contrario lo hace un inversor institucional, la idea de Santander de mantener un núcleo "español" saldrá reforzada.