Carlos Herrera ha vuelto a sacar los colores al Gobierno de coalición y a Unidas Podemos. El comunicador azote de Moncloa dio la exclusiva en Herrera en Cope el pasado jueves, indicando que el Rey Emérito no viajaría finalmente a España como tenía previsto en Navidad.
Una exclusiva lanzada a primera hora de la mañana que sentó como un jarro de agua fría en los sectores más radicales del Gobierno y de Podemos. El exmonarca hacía llegar a Herrera el mensaje de que habría decidido no viajar a España por razones relacionadas con la pandemia de la Covid-19.
Como persona de alto riesgo, se decantaba finalmente por la estabilidad del lugar donde se encontraba. Una bomba informativa que desactivó la campaña de desprestigio a la Monarquía emprendida desde sectores muy señalados del Ejecutivo, que precisamente criticaban la intención del exmonarca de querer volver al país.
Desde Unidas Podemos, los partidos independentistas y algunos sectores del socialismo se pidió expresamente que el Emérito volviese para rendir cuentas a la Justicia y que no se le premitiese compartir las Navidades con sus familiares. Durante más de una semana, se machacó al exmonarca y a su familia recordando su regularización fiscal y sus causas pendientes.
Es por ello, que la exclusiva de Herrera sentó tan mal. La información del comunicador -que además desmintió la supuesta hospitalización del Rey Juan Carlos por Covid- quitó sustento a la campaña y bajó la intensidad de las críticas en redes sociales, en sus medios afines y en internet.
Viejos conocidos
No es primera vez que Herrera indigna a Podemos y al Gobierno. El comunicador ha cogido el espectro de centro derecha y se ha situado como el principal altavoz mediático de quienes critican el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos.
Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y la mayoría de sus ministros pasan diariamente por la segadora de Herrera en Cope, el referente de todos los oyentes que no comulgan con el actual Gobierno.
Su errática gestión de la pandemia, sus pactos con independentistas y sus anuncios muchas veces vacíos de contenido, han sido los principales argumentos para Herrera y sus tertulianos, erigidos como verdaderos líderes radiofónicos de la 'disidencia' contra Sánchez.
Una situación que desde luego no gusta en la Moncloa. El comunicador andaluz registró 2.432.000 oyentes en el último EGM. Es verdad que perdió 11.000 oyentes respecto de abril, pero ganó 200.000 en un año.
Después de cinco años en Cope, Herrera ha pasado de rozar los dos millones de oyentes en diciembre de 2015 a tener su tercer mejor dato histórico a finales de diciembre de este año.
Buen matrimonio
Por su parte, Cope llegó a los 3.240.000 oyentes en la tercera y última oleada del año, lo que supuso un crecimiento de 20.000 seguidores desde abril. Cifras peligrosas para un Gobierno que acostumbra a tener a los medios controlados.
Herrera es parte de esta disidencia que daña mucho más a los planes de Sánchez y de Podemos, al tener un gran peso en las instituciones y en los oyentes más conservadores. El andaluz es pieza fundamental de la radio, un medio líder en oyentes e influencia. Los oyentes son potenciales votantes a Sánchez y, con una Cope fuerte, las posibilidades de pescar en el centro son cada vez más remotas.
"Mientras se mantenga el Gobierno de coalición tenemos Herrera para rato". La frase corresponde a un directivo de la radio y no le falta razón. Herrera no bajará el nivel de crítica porque se debe a sus oyentes y porque lo rentabilizan muy bien desde el punto de vista comercial y de audiencias.
Por ello, pensar que Moncloa pueda callar a Herrera es algo casi imposible e impensable. Pero eso no quita que cada vez que el comunicador fustigue a Sánchez y a Podemos, Moncloa active todas las alarmas. La exclusiva del Rey Juan Carlos sólo ha sido el último ejemplo.
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