En la Ser no ganan para disgustos. La plantilla de la cadena y sus directivos siguen con angustia los vaivenes accionariales de su casa editora, Prisa, que se suceden sin control en las últimas semanas.
Lo último ha sido la entrada de Vivendi en la compañía con un 10% del capital y con intenciones de crecer y de ser protagonista en el desarrollo de los medios de comunicación de su nuevo socio español.
Una operación que es vista con suspicacias desde la cadena, en especial tras conocerse las intenciones del editor francés de invertir en España en el mercado audiovisual. Así se lo transmitió el CEO de la compañía Arnaud de Puyfontaine al propio presidente Pedro Sánchez en su última visita a Madrid.
Es más, según ha podido constatar este diario con fuentes de la propia emisora, existe el convencimiento real de que las intenciones de Vivendi son muy serias. Creen que su objetivo cuando se consolide como segundo accionista de Prisa es quedarse con todos los medios del Grupo cuando Amber complete la escisión de Santillana.
La idea del primer accionista de la compañía (29,8%) es separar en dos sociedades diferentes los medios del grupo y el negocio de libros, para poder rentabilizar Santillana y poner en valor la compañía. El objetivo es además abrir la entrada de nuevos inversores al negocio de medios (El País y Cadena Ser) y para ello no le faltan pretendientes.
Sinergias con Vivendi
En este contexto y tras recibir la oferta 'hostil' de Blas Herrero por 200 millones y constatar el interés de Vocento por estos negocios, el presidente en funciones y dueño de Amber, Joseph Oughourlian, quiere asegurarse que los medios de Prisa queden en "manos amigas".
En cualquier caso, las sinergias de Vivendi con Cadena Ser y las radios musicales de Prisa son evidentes. Desde el lado de la información, una unión de la Ser y Canal+ es un mix soñado por cualquier magnate de medios europeo, mientras que el Universo Los 40 tendría excelente encaje con el sello musical Universal.
Una situación que no quieren en la Ser. No quieren convertirse en una "cadena francesa" ni ser parte del conglomerado internacional de medios, un actor principal en la industria discográfica, cinematográfica y televisiva a escala mundial a través de sus subsidiarias Universal Music Group y Groupe Canal+.
En este sentido, y al margen de los rumores que circulan en Cadena Ser, el temor es que si Vivendi se hace con la empresa es claro: si los franceses entran en la compañía harán un cambio radical en la gestión e incluso podrían trocearla para hacerla más rentable.
La SER como negocio es rentable, sin embargo sus emisoras regionales son deficitarias. En el caso de las emisoras musicales, solo Los 40 es medianamente sostenible, pero sus filiales (Los 40 Classic y Los 40 Urban) no podrían subsistir por sí solas.
Ajustes de costes
En el caso de las emisoras extranjeras está claro que deben venderse y de hecho la actual Prisa lleva tiempo intentando deshacerse de ellas. Vivendi tampoco estaría interesada en estos activos.
Un desembarco que -de producirse- llegaría en el peor momento para la Cadena Ser. La emisora cerró un pésimo año 2020 en términos de facturación y prepara su estructura para la separación del grupo Santillana de su negocio de medios.
Esto significa que durante los próximos meses la cadena deberá vivir cambios vertiginosos para adaptar su tamaño a esta escisión. Las emisoras del grupo deberán adelgazar vertiginosamente para adaptarse a la nueva realidad y no lastrar la creación de las nuevas compañías.
Las fuentes consultadas por este diario temen que esta situación se traduzca en un nuevo plan de ajustes que ponga en peligro la estabilidad de la plantilla, un proyecto que incluso pueda afectar las condiciones de sus grandes estrellas como Pepa Bueno, Carles Francino, Manu Carreño o Àngels Barceló.
En definitiva, una dieta que se cocina a fuego lento en los fogones del Grupo Prisa y que coincide con la pandemia de coronavirus, cuyos efectos no están todavía cuantificados del todo, pero que como mínimo ha traído una caída de los ingresos de entre el 20% al 30%.