Ángel Expósito Mora (1964) nos recibe en la puerta de COPE, remangado y con ganas de empezar. Ya en su estudio de radio se sienta y dispara. Habla de Ucrania y su aparente normalidad cuando estuvo hace dos semanas, del "patético espectáculo" del PP, de su compañero Herrera, "el puto amo" y hasta de sus andadas.
Toda una vida dedicada al periodismo y sigue trabajando “como un becario”. Dice no perder el tiempo pensando en su retirada porque le queda “mucha mili” todavía y responde a las preguntas sin quitar ojo a la hora. A las siete tiene que volver a dar luz, con su ‘linterna’, a la candente actualidad.
Y es que, por encima de todo, Expósito es contador de historias. “Un dos, un dos”, comprueba. EL ESPAÑOL-Invertia se pone a preguntar y el periodista no duda en contestar.
Ha llegado hace poco de Ucrania, ¿cómo vio el panorama en ese momento?
En ‘La Linterna’ de COPE tenemos un equipo, y subrayo la palabra equipo, que somos los boinas verdes. Somos capaces de desplazarnos en el menor tiempo posible a cualquier lugar del mundo donde se pueda ir y volver, que es muy importante.
Nos fuimos a Ucrania hace tres semanas en plena crisis diplomática, cuando empezaban a salir los diplomáticos y los nacionales de otros países. Mi primera conclusión es que jamás estando en Kiev y los alrededores pudimos pensar que iba a estallar la guerra total como ha estallado.
Fui el primer analista sobre el terreno que dijo que Putin no se iba a atrever a hacer esto. Y lo ha hecho. Como yo había otros muchos, excepto la CIA. Tanto que denostamos a los espías americanos y mira, tenían razón.
Yo vi dos niveles de reacción. Por una parte, la gente de 25 años para abajo, que son tan europeos como tú y como yo, con su móvil, con la misma pinta, con la misma música, con todo igual. Por otra, la gente de 30 años para arriba que vivió el Soviet.
Son los que vivieron la represión soviética y ellos sí que tenían miedo, aunque pensaban que esto no se iba a producir. A partir de ahí… Dios mío, nos dio otra vez la bota del aplastamiento dictatorial.
¿Había una aparente normalidad?
Yo sí sentí normalidad en cuanto al trato, pero porque éramos españoles. Esta gente lo único que quiere es ser europea. Desde ese punto de vista estábamos siempre bien tratados, bien considerados y hasta agradecidos. El problema está en que allí nadie se fía de nadie.
Salvando las distancias, y no quiero comparar, era como el peor País Vasco en la época de ETA. La gente tenía miedo de que le vieran hablando con extranjeros porque no sabía quiénes estaban al lado. Aquello estaba infectado de espías rusos y ahora se está comprobando. Estaban preparando la guerra que inexorablemente ha venido.
Después de ver cómo se está desarrollando el conflicto, ¿qué papel cree que debe jugar España?
El de la OTAN y el de la Unión Europea. Lo primero, en el mundo mundial somos un pigmeo. Seamos sinceros, deberíamos ser mucho más por nuestra influencia en América o por nuestra historia. Pero con este gobierno somos un pigmeo.
Por lo tanto, lo único que podemos hacer es cuanto más y mejor de la mano de la Unión Europea y de la mano de la OTAN. Todo lo que sea salirse, ya sea con los socios, ya sea con los miembros del gobierno o ya sea con cuatro perroflautas, será un suicidio. Quiero pensar que el Gobierno se ha dado cuenta de que no lo está haciendo bien.
Siguiendo con España… Tras la tormenta del PP le escuché decir que habíamos pasado de la incertidumbre a la pena, ¿por qué?
Sí, fue un mensaje de un oyente. Una idea que me gustó. Fue una tragedia, que también esto es patético. No para mí como ciudadano o como padre de familia, o como pagador de impuestos, pero sí para el que se ha afiliado, para el que sea votante, para la cantidad de gente de España de centro derecha, que es la inmensa mayoría. Esto es un disparate. El espectáculo ha sido lamentable, patético e incalificable.
Yo estuve ese miércoles haciendo el programa en directo desde la calle Génova y era todo un show. La gente estaba vendiendo banderitas de España, solamente faltaba los chinos con las flores. Era fantástico, era un show surrealista.
A las pocas horas estalló la guerra. La guerra de verdad. Y mi impresión fue: “Andamos aquí con la paletada esta de la política doméstica cuando el mundo entero ha estallado y se nos va la economía a tomar por culo". Y pensé: “Somos unos paletos imposibles”.
¿Qué pronostica para la segunda temporada del culebrón?
Como analista valgo lo que valgo, o sea, nada. Pero, cuando tú podas un árbol, tú destrozas el árbol. Miras la planta en enero o diciembre y la ves más o menos seca, la podas, te la cargas, y de repente en primavera explota y salen unas flores de puta madre. ¿Y si pasa esto?
Nos estamos fijando en qué va a pasar en el PP, pero la pregunta es qué va a pasar en el Gobierno. ¿Va a ser mejor candidato Núñez Feijóo que Pablo Casado? Yo creo que hasta para el propio Gobierno es evidente que sí, porque están preocupados. Para todos es mejor Feijóo que Pablo Casado. Por lo tanto, igual es como una planta a la que se ha podado, se ha quedado hecha una pena por el espectáculo y al final rebrota.
En realidad cubrir los líos políticos le gusta bastante menos que pisar la calle y dar voz a los acontecimientos sociales, ¿no?
Si hacemos una encuesta entre los que estamos aquí, a nuestros padres, a nuestros vecinos…Y preguntamos: ¿Estás harto de la información política? ¿Qué responde la gente? Que sí. Pues ya está, somos gilipollas. Si no nos subimos a eso nos estamos cargando nuestro primer producto.
Hay que ir a hablar del PP, por supuesto. Hay que hablar del procés, faltaría más. Hay que hablar de las movidas de Podemos o de los presupuestos. Pero todo en su justa medida.
Y por otra parte, hay que ir a los sitios. A los periodistas se nos está olvidando una cosa, y es que hay que estar en los sitios. No vale estar frente al ordenador y ya. Es muy distinto si me entrevistas a mí así que si lo haces por teléfono. Es de primero de periodismo, aunque sea en la época digital.
¿Hay alguna cobertura que le haya impactado especialmente?
El puente Simón Bolívar, el éxodo de los venezolanos de Venezuela a Colombia. Me ha impresionado eso más que los campos de refugiados en Siria, más que el bombardeo de Mosul, que el río Bravo en la frontera de Texas con México y la Bestia llevando inmigrantes, o que Kiev horas antes del bombardeo. Sin duda la frontera de Venezuela. No he visto nada peor en mi vida.
Ahora que mencionaba la era digital… ¿Qué cree que es lo mejor y lo peor del periodismo de ahora?
Lo peor es que se nos están olvidando dos cosas. Una es ir a los sitios, y la otra es que lo más importante es la noticia. Estamos enfrascados en las tertulias, en la opinión, estamos enfrascados en determinado show business, en el periodismo estrella. Lo más importante es la noticia y dar voz a los que no tienen voz.
A mí me interesa mucho más el testimonio de las monjas españolas en Kiev que lo que diga el ministro de Asuntos Exteriores, lo siento mucho. Soy así de raro. Me interesa mucho más el testimonio de las señoras huyendo, prostituyéndose en el puente Simón Bolívar que una entrevista con Maduro. Es que me la suda. No lo puedo soportar.
En cuanto a lo bueno, a los que nos gusta ir a los sitios es tener empresas que nos respaldan. Para hacer este periodismo hace falta una empresa que te pague el avión, que te pague los seguros, que te garantice la vuelta y que luego te lo emita. Es muy complicado. Pues mira, aquí se puede. Eso es un privilegio impresionante.
¿Qué le queda por hacer en el periodismo?
El programa de esta tarde. Hay que trabajar toda la vida como si fueras un becario, por muy arriba que te creas que estás. Que del trabajo, de esta entrevista, de este programa o del próximo viaje, dependa de la renovación de tu contrato. El día que pierdas esa necesidad o el día que pierdas ese hambre, vete a Caja Madrid, a cualquier banco o dedícate a ser funcionario.
Con la intensidad que vive el oficio, ¿se ha planteado cuándo parar?
No. Ni de coña. Si quieres te lo razono, pero no. Anda que no nos queda mili todavía…
Durante esta sucesión de hechos históricos que venimos viviendo COPE ha ido recortando distancias con la SER y registrando muy buenos datos… ¿A qué cree se debe?
Esto se debe a dos cosas. Primero, a que esto es un medio de comunicación y una radio comercial. Por lo tanto, nos debemos a nuestros oyentes. Si estamos subiendo, nos hemos acercado a la SER y hemos superado a todos los demás quiere decir que lo estamos haciendo bien.
Y luego, que tenemos dos enormes estandartes. Esto es como en la guerra, el que manda manda. Tenemos a Herrera, que es el puto amo de este oficio. Y tenemos a la gente de deportes Paco, Pepe y Manolo, que son en lo suyo incomparables. Por lo tanto, a partir de ahí los demás somos aprendices. Vamos a rebufo. COPE ha hecho bien esta gran estrategia de los dos grandes panzers. A seguir creciendo. Vamos a por ellos.
¿Cuál es el competidor directo al que más admiras?
No, no, no… A todos. No te lo digo de coña, yo no desprecio absolutamente a nadie. En cuanto a mi franja horaria, Juanra Lucas me cae estupendamente y es Onda Cero y le saco mogollón de oyentes, pero me da igual. A Aimar Bretos es que no le conozco y acaba de llegar en esto. En su día yo competí muchísimo con la actual directora del país, por lo tanto admiro, respeto, comparto oyentes, audiencia, horario y oficio.
Jamás diré nada de los competidores, ni muchísimo menos. Lo mejor de la radio es que une absolutamente el gremio. Lo he dicho antes, Herrera es el puto amo, pero yo de chaval me pasaba las mañanas enteras oyendo a Iñaki Gabilondo y le veo por la calle. Y es que le adoro. Y yo he trabajado muchos años con Alsina, por lo tanto…
Después de dirigir Europa Press, ABC y ocupar este lugar en COPE… ¿Le gustaría ponerse al mando de un digital?
Pues… de todos los sitios donde he estado y de todos los géneros o palos que he tocado, cuando menos periodismo he hecho es cuando he sido director. No es por ser pretencioso, pero ahora cojo el mapamundi y he estado en Afganistán, en Pakistán, en Siria, en Líbano, en Irak, en Emiratos, en Kuwait, Egipto, Chad, Mali, Sudán, Senegal, Marruecos, Colombia, Venezuela, Cuba, México, Estados Unidos y Europa.
¿Siendo director en un digital, en El País o siendo director de Televisión Española, podría hacer todo eso? No. Prefiero quedarme donde estoy, seguir viajando y haciendo el programa en sitios imposibles.
Ahora se está produciendo un aluvión de nacimientos de diarios digitales, ¿es bueno para el periodismo?
¿Es positivo para los bares que haya un bar en cada esquina? Pues seguramente no, pero el que lo haga de puta madre se va a forrar. Esto es el mercado, es un negocio. Por lo tanto, es cuestión de tiempo que se redimensione y que queden los mejores o los más grandes y, por supuesto, los más rentables. Cuanto más medio haya, más curro tendremos nosotros los periodistas. Pero yo creo que la cosa se redimensionará pronto.
¿Dónde se ve de aquí a cinco años?
Aquí. En la radio y con un micrófono como este. Dónde y en qué horario no lo sé. Depende de mi empresa y de muchas cosas, pero sin duda aquí. Tajante.