La SEC, el equivalente a la CNMV española, estableció en 2011 un programa de recompensas para recibir denuncias anónimas sobre fraudes y prácticas ilegales en los mercados de valores de EEUU. En estos cinco años, el supervisor ha premiado a 23 whistleblower (soplones anònimos) con 55 millones de dólares, dinero que obtiene de las multas que impone a los infractores. “No se recauda dinero de los inversores perjudicados para pagar a estos denunciantes”, aclara la SEC. Las recompensas parten de un mínimo y llegan a alcanzar entre un 10% y 30% de las sanciones que luego se imponen. Como parte esencial del programa, la identidad de los recompensados nunca se revela, ni puede ser confirmada por las autoridades.
Sin embargo, Eric Scott Hunsader no ha querido permanecer bajo la protección del anonimato y ha confirmado -recibo de 750.000 dólares en mano- al Chicago Tribune la recepción del premio de la SEC. No sólo ha reclamado su premio, sino que ha querido contarlo a los cuatro vientos porque forma parte de su cruzada profesional contra los manipuladores de cotizaciones bursátiles que, en su opinión, forman un grupo especial de fondos de inversión. A través de Twitter lleva años denunciando este tipo de comportamientos. Hunsader es la persona Nanex, una empresa de software con sede en Chicago que se dedica a analizar grandes volúmenes de datos de los mercados de valores de EEUU.
También es la pesadilla de los inversores de mayor éxito en la última década en el mundo de las finanzas: los operadores robot de alta frecuencia (hight frequency traders, HFT, por sus siglas en inglés), que se caracterizan por lanzar miles de órdenes de compra y venta en cuestión de segundos para obtener pequeños márgenes en las cotizaciones de bolsa. Sin embargo, su capacidad para hacerlo durante horas cada día les permite sumar suculentas ganancias a lo largo del día.
Son los grandes dominadores de los mercados en al actualidad. Los HFT representaron entre el 24% y hasta el 43% de toda la negociación bursátil registrada en las bolsas europeas en 2014, según un estudio de la ESMA (Autoridad Europea de Supervisores de Bolsa). Su actividad principal consiste en aprovechar las diferencias de precios en algunos activos para ‘rebañar’ céntimos cada segundo, pero también en ser los más rápidos del mercado, enviando órdenes gigantescas antes de que los inversores normales operen en ese mismo activo. Compran o venden de forma automática en cuanto se publica un dato económico de un país o los resultados financieros de una empresa, provocando tensiones de liquidez en las cotizaciones.
El 'flash crash' de 2010
Su gran ventaja competitiva es que son más rápidos que el resto, a veces, demasiado. Las sospechas sobre este exceso de rapidez han sido una constante en los mercados durante años, hasta que se han comenzado a demostrar algunos fraudes. Hunsader aportó documentación a la SEC que fue clave en las investigaciones sobre el llamado flash crash del 6 de mayo de 2010, que provocó que durante unos minutos algunas cotizaciones llegasen a bajar hasta un 90% por efecto de estos inversores de alta frecuencia. Aquel efecto en cadena desplomó las cotizaciones en Wall Street por valor de 1 billón de dólares. Nanex detectó, por ejemplo, cómo se usaron millones de órdenes fantasma aquel día, que se introducían en el sistema y se retiraban rápidamente con el objetivo de colapsarlo y falsear la realidad del mercado en algunas cotizaciones de empresas.
Para Hunsader, el premio es lo de menos. La SEC tardó dos años en multar al NYSE (la empresa gestora de la Bolsa de Nueva York) por ofrecer sistemas de distribución de cotizaciones a algunos inversores, que les permitían operar en bolsa antes que nadie y contar, por tanto, con información privilegiada con milisegundos de ventaja. Suficientes para hacer mucho dinero. La multa para el NYSE fue de 5 millones de dólares, “pero es demasiado suave, debían haber sido 100 millones por lo menos”, lamenta Hunsader en declaraciones al Tribune. “Después de 2.000 días es menos que nada, pero no compensa la pérdida reputacional que he sufrido por mis denuncias en público”, añade.