Hay plan, el rescate financiero de uno de los colosos empresariales en España está en marcha. Fuentes conocedoras de las negociaciones explican a EL ESPAÑOL algunas de las líneas principales del plan de rescate, que contempla la inyección de dinero nuevo (1.200 millones de euros en préstamos), la renegociación y refinanciación de entre 550 millones de préstamos en vigor y la creación de una nueva estructura empresarial (Nueva Abengoa) que dé entrada los bonistas y bancos acreedores de la compañía.
En total, el salvamento de Abengoa supondrá 1.800 millones de euros. “El pacto entre banca y bonistas está bien encarrilado”, señalaron el miércoles fuentes financieras. No obstante, para que sea válido, los acreedores deben reunir apoyos a su plan con el 75% de la masa acreedora (unos 12.000 millones), como avanzó EL ESPAÑOL este martes. Los antiguos accionistas tendrán apenas el 5% de la compañía, de manera que la familia Benjumea apenas tendrá un 2% del nuevo grupo.
Abengoa ha confirmado este jueves los principales puntos del acuerdo. "Dicha financiación tendría un rango superior a la deuda antigua y estaría garantizada con determinados activos, incluyendo acciones libres de Atlántica Yield (...) El importe de la deuda antigua objeto de capitalización se correspondería con un 70% de su valor nominal. Dicha capitalización otorgaría el derecho a suscribir un 35% del nuevo capital", dijo la empresa en un comunicado a la CNMV.
Prórroga del preconcurso
Un 40% de la nueva Abengoa quedará en manos de los acreedores actuales, incluyendo un 5% reservado a los avalistas de 800 millones de euros de la deudas. El 55% mayoritario que resta irá a quienes aporten los 1.200 millones de euros nuevos, así como a los tenedores de 550 millones de deuda actual. Es la hoja de ruta del pacto al que han llegado los miembros del G-7 bancario -encabezados por Santander- y los bonistas, liderados por Blackrock -la mayor gestora de activos del mundo- y fondos afines a Morgan Stanley como Lansdowne.
Abengoa, inmersa en un preconcurso de acreedores, tiene de plazo hasta el 28 de marzo para no caer en el concurso, que supondría la ejecución de los créditos y abocaría a su liquidación debido a su apalancamiento. Sin embargo, fuentes conocedoras del proceso ven poco factible que todo el proceso de reestructuración termine en sólo 20 días.
Una vez se firme el preacuerdo, los nuevos gestores con ayuda de las firmas asesoras comenzarán a diseñar la nueva empresa y no será un proceso rápido. “Hay muchas posibilidades de que se solicite una prórroga de un mes al juez”, apuntan, lo que extendería el proceso de reestructuración de nuevo hasta finales de abril.
Semana Santa para la sevillana
Antonio Fornieles, auditor de carrera durante tres décadas en KPMG -la misma firma que asesora a los bancos en la reestructuración- fue nombrado la semana pasada presidente de Abengoa con Joaquín Fernández de Piérola como vicepresidente y consejero delegado. El ascenso de los dos ejecutivos y la salida de José Domínguez y Felipe Benjumea a cualquier toma de decisiones ha sido clave para que Abengoa pueda acariciar su rescate.
El nuevo consejero delegado ordenó pagar las nóminas nada más llegar al cargo. Durante 24 horas, la nómina de febrero de sus empleados en España -cerca de 7.000- permaneció pendiente de un hilo. Abengoa logró los fondos para sorpresa de algunos acreedores y proveedores del grupo sevillano que no han cobrado.
Entre ellos se encuentran los tenedores de una emisión de 500 millones de euros en bonos con vencimiento en 2018 que ha dejado de pagar intereses. La agencia Moody’s rebajó este miércoles el rating de probabilidad de impago sobre Abengoa desde ‘Ca-PD’ a ‘Ca-PD/LD’ (una de las notas más bajas y que implica que ha dejado de pagar de forma selectiva intereses sobre su deuda).
Los futuros dueños de Abengoa
El reparto de garantías del nuevo crédito ha sido el principal punto de fricción entre bonistas y bancos. ¿Quiénes son los que se sientan a uno y otro lado de esta mesa de acreedores? Entre los primeros están gigantes de la inversión como AIG y BlackRock (para la que trabaja el ex consejero delegado de Abengoa hasta mayo, Manuel Sánchez Ortega). En conjunto, los bonistas agrupan deuda de Abengoa por valor de 4.000 millones de euros.
Su papel en las negociaciones está en manos de Houlihan Lokey, una de las firmas de Wall Street expertas en estas lides. Este grupo es el encargado de dialogar con la empresa y el denominado G7. Se trata de las seis entidades financieras con más exposición a Abengoa, que suman cerca de 5.000 millones: Santander, Sabadell, Bankia, Popular, HSBC y Crédit Agricole. Todos ellos tomarán el controla accionarial de Abengoa si finalmente sale adelante el rescate.
Los bancos tienen, a día de hoy, más deuda del grupo andaluz pero, previsiblemente, serán los bonistas quienes pongan la mayor parte de los cerca de 1.200 millones que requiere la empresa para funcionar hasta 2017. Por eso, estas entidades tendrán el 55% de la nueva compañía que resurgirá de las cenizas de la actual Abengoa.