“Estamos preparados para el brexit”, dijo el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en la Comisión Europea el miércoles. Pocos pensaban entonces que la entidad tendría que activar sus planes de contingencia, pero por fortuna tenían un plan trazado para evitar el contagio a los países periféricos. El plan era inyectar liquidez al mercado para contrarrestar las órdenes de venta y así frenar la escalada de las primas de riesgo de Portugal, Italia, España e Irlanda.
Fuentes del mercado informan a EL ESPAÑOL que la intervención del BCE fue tan contundente que en algunos minutos llegó a secar el mercado. Por momentos resultó imposible comprar un solo bono de algunos países, el BCE o los bancos centrales nacionales cubrían toda la oferta. Esto significa que, a pesar de la oleada de ventas, todas las operaciones se ejecutaban, lo que consiguió limitar la escalada de la rentabilidad de los bonos periféricos y, por tanto, controlar las primas de riesgo.
Las operaciones se coordinaron conjuntamente entre el BCE y el resto de bancos centrales nacionales que forman el Eurosistema (donde no está el Reino Unido por no formar parte del euro). La intervención se hizo bajo el paraguas del programa de compra de activos, el QE, por lo que la entidad no tuvo que realizar ninguna comunicación pública de su intervención y todo quedó en la sombra. Sólo unos pocos operadores del mercado fueron conscientes de la operación del BCE. Por este motivo, mientras las bolsas vivían un viernes negro, la rentabilidad del bono español se mantenía en el entorno del 1,6% y la del portugués en el 3,3%.
El plan completo de contingencia
Además de la intervención en el mercado, el Banco Central Europeo completó su plan de contingencia con otras dos actuaciones clave. La primera casi pasó desapercibida en España, pero ha resultado fundamental: restituir la liquidez a los bancos griegos. El Gobierno de Syriza se pasó casi un año y medio pidiendo al BCE que volviese a admitir los bonos griegos como colateral para que las entidades de su país pudiesen descontarlos en el BCE. En palabras más sencillas: que el BCE volviese a admitir los bonos griegos como garantía para conseguir financiación. ‘Casualmente’ la institución restauró la financiación a las entidades griegas un día antes del referéndum.
La segunda actuación del BCE fue emitir un comunicado a media mañana del viernes, cuando los bancos europeos estaban en pleno desplome, en el que ofrecía a las entidades “liquidez adicional, en caso necesario, en euros y en moneda extranjera”. Para los bancos de la eurozona con presencia en Reino Unido (especialmente Santander y Sabadell), tener financiación en libras es fundamental, y el hecho de que puedan ir a la ventanilla del BCE a conseguirlas puede ser vital para su futuro. También el Banco de Inglaterra (BoE) se comprometió a ofrecer a sus bancos financiación en divisas extranjeras si fuese necesario.
Tras la quiebra de Lehman Brothers, en el año 2008, la actuación conjunta de los bancos centrales para ofrecer liquidez en divisas extranjeras fue fundamental para mantener en pie a los grandes bancos multinacionales que necesitan liquidez en diversas divisas. Los responsables de las grandes entidades tienen bien aprendida la lección. Por si quedaba alguna duda, el BCE advirtió que “seguirá cumpliendo su responsabilidad de mantener la estabilidad financiera en la zona del euro”, en efecto, el viernes ya lo hizo.
¿Cuánto dinero es necesario?
El Banco de Inglaterra anunció en las primeras horas de cotización del viernes una línea especial de liquidez a la banca dotada con 250.000 millones de libras, en torno a 320.000 millones de euros. Una cifra que equivale a algo más del 31% del PIB español. Todo lo que sea necesario para mantener a flote a los bancos y convencer a los mercados de que Europa es sólida, a pesar de que se desintegre.
La actuación de todos los bancos centrales consiguió limitar el avance de las primas de riesgo periféricas y la caída de las bolsas. En España, el riesgo país cerró la sesión en 167 puntos básicos, el portugués, en 335 puntos (lejos de los 390 que marcó en febrero) y el italiano, en 160 puntos básicos.