Llevaba varios días merodeando ese nivel y ya está por debajo. El riesgo país español se ha deslizado bajo los 100 puntos básicos (99,5) por primera vez desde abril de 2015, el momento anterior a las elecciones autonómicas que provocaron un aumento de la tensión financiera por el ascenso de los nuevos partidos de izquierda, el posterior estallido de la crisis griega o la inestabilidad bursátil en China.
La prima se sitúa un 42% por debajo del nivel alcanzado el pasado 24 de junio tras el crash bursátil provocado por el voto británico a favor de salir de la UE. El Banco Central Europeo (BCE) ha restado importancia al episodio y considera que sus efectos han sido menores de los pronosticados, según revelan las actas de su última reunión de julio.
Tras esta drástica caída del riesgo se encuentra la mano del BCE que, como parte de su programa de expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés), acumula compras de bonos españoles por valor de 106.000 millones de euros hasta junio. El interés del bono a diez años del Tesoro Público marca mínimos históricos en torno al 0,90%, mientras que su par alemán se sitúa en el -0,08%.
La caída en la percepción del riesgo financiero sobre España se produce gracias a la asistencia del banco central y pese a que la deuda pública española no deja de subir. Según los últimos datos del Banco de España, el endeudamiento de las Administraciones Públicas subió en junio en 18.549 millones de euros en junio respecto a mayo, un 1,7% más, hasta marcar un nuevo récord en 1,1 billones.
En términos absolutos, el endeudamiento del Estado ha crecido en más de 50.000 millones de euros en los últimos doce meses, un 4,73% más en tasa interanual. El pasado junio, la cuenta a deber creció más rápido que en junio de 2015, cuando se incrementó en 11.000 millones.