La pionera en la implantación de la conocida como tasa Tobin en Europa recula en su decisión. Francia ha anunciado que eliminará parte de este gravamen a las transacciones financieras, concretamente el tramo aplicado a las operaciones intradía, protagonizadas en su mayoría por inversores de perfil especulativo, aquellos a los que se quería penalizar inicialmente con la implantación del impuesto.
Los medios franceses informan de que finalmente la parte que se suprimirá de la tasa Tobin francesa será la correspondiente a las transacciones intradía. De este modo, el país vecino busca responder a la dura oposición que el Tribunal de Cuentas del país había mostrado contra este impuesto que sigue acumulando retrasos para su implantación conjunta en varios países europeos, entre los que por el momento se incluye España.
Las razones que parecen haber llevado a la toma de esta decisión están en la dificultad para monitorizar todas las operaciones celebradas a lo largo de una sesión y también el crear un marco más homogéneo con Europa para atraer un mayor porcentaje de negocio de los prófugos del Brexit, cuya negociación acaba de comenzar formalmente. Se mantiene, por tanto, el gravamen para los cambios de cartera al cierre de cada sesión.
En este sentido, el cálculo de posiciones al cierre de cada sesión es más sencillo, así como identificar los titulares de cada tipo de activo. Asimismo, la posesión transitoria de un activo cotizado en Francia por parte de inversores internacionales que hasta ahora establecía obligaciones con el fisco galo generaba muchas dudas sobre su legalidad a expertos en el derecho mercantil francés.
La medida se enmarcará, además, según señala el diario financiero local Les Échos, en una mayor reforma tributaria orquestada por el equipo de Emmanuel Macron. Así, se apunta a la eliminación de parte de las obligaciones en el impuesto sobre la nómina, que afecta especialmente a compañías del sector bancario.
Mientras Francia recula en su impuesto a las transacciones financieras, el acuerdo entre los países europeos que en un comienzo sumaron fuerzas para la implantación de este tributo sigue sin llegar. Las últimas novedades apuntan hacia Bélgica, Eslovaquia y Eslovenia, tres de los diez países que están involucrados en un proceso que se dilata ya por más de cinco años y que, sin embargo, no han recabado aún el respaldo de sus parlamentos nacionales para apoyar la propuesta a escala comunitaria.