A ritmo anualizado, la tercera economía mundial creció un 4 por ciento, según los datos publicados por la Oficina del Gabinete.
El consumo interno, principal pilar de la economía japonesa, aumentó un 0,9 por ciento en relación al trimestre enero-marzo.
El crecimiento de la economía del archipiélago nipón para el segundo cuarto del año supera así las expectativas de la mayoría de analistas y también la expansión de enero-marzo, cuando el PIB creció un 0,4 por ciento intertrimestral y un 1,5 anualizado, según dato revisado.
El avance de abril-junio supone el sexto trimestre consecutivo de crecimiento, una racha que el país no experimentaba desde hace más de una década.
Por su parte, la inversión de capital de las empresas, otro componente de peso para el PIB nipón, aumentó a su vez un destacable 2,4 por ciento.
La inversión pública también se amplió en un 5,1 por ciento al compararla con la del primer trimestre de 2017.
En cambio, las exportaciones se redujeron un 0,5 por ciento y el deflactor del PIB mostró un retroceso del 0,4 por ciento trimestre a trimestre, lo que desvela que la meta inflacionista del 2 por ciento que se han propuesto el Gobierno y el Banco de Japón, que activó un enorme programa de estímulo en 2013, aún se sigue resistiendo.
Pese a los buenos datos macroeconómicos la Bolsa de Tokio no respondió hoy con ganancias y arrancó claramente en rojo lastrada por el encarecimiento del yen frente al dólar ante la actual crisis regional entre Corea del Norte y Estados Unidos, que ha llevado a muchos inversores a apostar por la divisa nipona como refugio.
En los primeros 45 minutos de sesión, el selectivo Nikkei perdió 217,39 puntos, un 1,1 por ciento, hasta quedar en 19.512,35 puntos.