El miedo del pequeño inversor al sector bancario es ya un hecho indiscutible
La resolución del Banco Popular no es inocua, y no solo en términos económicos. Además de posibles costes aún no contabilizados y créditos fiscales para el comprador, se ha sentado un peligroso precedente en el mercado bursátil que tiene su mayor exponente en la banca, y hoy en Liberbank.
7 septiembre, 2017 11:40Ya sabemos que esto de las formas es importante¿ el parlamento catalán de las últimas 24 horas es un buen ejemplo. Las formas con las que se quitó el banco a los accionistas del Popular y la adjudicación en el mismo acto a Santander con la nocturnidad de la madrugada también tienen su importancia.
La sorpresa de aquella mañana de resolución y venta simultánea llevó a muchos a leer en los titulares de la prensa electrónica que se pagaba un euro por acción: ¿pagar un euro por banco?; el cerebro recién estrenado del día aún no estaba preparado.
Hace unas semanas la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicaba un informe sobre la psicología del inversor, intentando advertir de las trampas que nosotros mismos nos hacemos al invertir y de las ansiedades que nos creamos. Pues bien, tras la resolución del Banco Popular habría que incorporar nuevos elementos psicológicos que han entrado en los parámetros del inversor y, sobre todo, del bancario.
Desconozco si esto durará mucho o poco, si las autoridades europeas se atreverán a dar más medicamento de refuerzo para que los inversores no pierdan la perplejidad y sorpresa con la que recibieron la desaparición del valor de sus acciones.
Ayer tarde publicábamos en INVERTIA la ampliación de capital de Liberbank de 500 millones de euros, y los inversores han reaccionado con una extraordinaria violencia llevando al valor a caer hasta un 28% para luego ir recuperando posiciones hasta el 15% que se deja en el momento de escribir este artículo. Es una caída muy brusca que denota mucha desconfianza en el valor, pero también en el modo en el que pueden actuar los supervisores si el banco está peor de lo que dice o, por circunstancias coyunturales, se queda sin liquidez como ocurrió con Popular.
Y además, ¿qué banco en España o Europa está libre de dar una sorpresa a sus accionistas que le lleven a asumir con su inversión una resolución? Pues la respuesta es ninguno.
Los supervisores bancarios nacionales y ahora trasladados a Frankfurt bajo el paraguas del BCE están en tela de juicio después de su ¿ejemplarizante¿ resolución del Popular. Pero no solo por su capacidad de guarda y vigilancia de las entidades que tienen confiadas sino sobre sus métodos.
El miedo del pequeño inversor al sector bancario es ya un hecho indiscutible. Desde la caída del Popular, el sector bancario español ha perdido 1.700 millones de euros de capitalización, o sea, algo más que lo valía el propio banco presidido por Emilio Saracho que estaba en torno a los 1.330 millones.
En estos tres meses solo suben BBVA y Caixabank, y ambos menos del 1 por ciento. No sé si es tiempo suficiente para sacar conclusiones, pero la resolución del Popular no parece que haya traído la confianza al sector que pudiera esperarse de medida tan expeditiva e higiénica.