Draghi confirmó que el BCE tomará decisiones "este año" sobre el futuro de sus instrumentos de política monetaria, es decir, su política de bajos tipos de interés y su programa de compra de deuda pública y privada de la zona euro.
"Necesitamos ser pacientes y persistentes. Un ajuste al alza de la inflación que sea duradero y sostenido por sí mismo requiere una mayor absorción de la inactividad económica. Esto, a su vez, aún requiere un amplio grado de política monetaria acomodaticia", dijo Draghi ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara.
El presidente del BCE consideró que "la firme recuperación económica aún debe traducirse de forma convincente en una dinámica inflacionista más fuerte".
Y recordó que, si bien los riesgos deflacionistas "esencialmente han desaparecido", el alza de la inflación ha sido "moderada" en los últimos meses y se espera que el año próximo caiga, para volver a crecer en 2019 hasta el 1,5 %.
Draghi subrayó que, si bien el BCE "confía" en que la inflación convergerá hacia su objetivo de que se sitúe en cotas próximas pero por debajo del 2 %, hay "ciertas incertidumbres".
"Sobre todo, la reciente volatilidad en el tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere vigilancia" por sus posibles implicaciones sobra la estabilidad de precios", dijo Draghi.
El economista italiano recordó que en la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE, el 7 de septiembre, sus miembros expresaron "preocupación" por el posible impacto de la reciente apreciación del euro.
Tras esta reunión, Draghi anunció que la institución tomaría en otoño, seguramente en octubre, "el grueso" de las decisiones sobre el futuro de su programa de compra de bonos, que se mantendrá a un nivel de 60.000 millones de euros al mes al menos hasta diciembre.
Asimismo, decidió mantener su tasa de interés rectora en el 0 % y se mostró dispuesto a aumentar las citadas compras de activos si la situación empeora.