La tesorería pública colocó 304 millones de euros en un bono vinculado a la inflación y con vencimiento de noviembre de 2024, por debajo de un objetivo de 500 millones de euros (el punto medio de una horquilla 250 y 750 millones de euros).
No obstante, en las otras dos referencias ofrecidas, el importe adjudicado fue de 4.294 millones, superior a un objetivo conjunto de 4.000 millones (entre 3.500 y 4.500 millones).
En las obligaciones ligadas a la inflación a 2024, el tipo marginal - el más alto, y por lo tanto más desfavorable para el emisor, al que el Tesoro aceptó solicitudes- fue del -0,036 por ciento, frente al 0,125 por ciento de una subasta del mismo bono en abril de este año.
También fue inferior el tipo marginal en la referencia a más largo plazo ofrecida -a 2029 y con cupón del 6,00 por ciento-, situándose en un 1,878 por ciento frente al 1,896 por ciento de la subasta anterior, también en abril.
El Tesoro también ofreció un nuevo Bono a 2022 con cupón del 0,45 por ciento, en el que el tipo marginal fue del 0,552 por ciento, más alto que en una emisión parecida que tuvo lugar en septiembre. A principios de dicho mes, se adjudicaron bonos a 2022 con cupón del 0,4 por ciento con un tipo marginal del 0,223 por ciento.
Pese a que la crisis catalana está dejándose notar en las rentabilidades de la deuda española, observadores del mercado destacan que el impacto estaría en cualquier caso limitado por las compras de bonos del Banco Central Europeo (BCE) como parte de su plan de estímulo a la inflación y la economía europea.