Cinco años de corralito bancario
Nos prometieron tiempos cambiantes e inseguros. Es la modernidad, la globalización. Ni trabajo para siempre, ni saber si cobrarás pensión y su cuantía, ni casa para toda la vida porque es bueno moverse. Pero el colmo es que llevamos cinco largos años sin saber si nuestros ahorros están seguros en el banco. Desde la crisis del euro hasta Cataluña, pasando por la nueva regulación bancaria europea.
11 octubre, 2017 10:45Una inseguridad proclamada y vendida como sino de la globalización que no se aplican los directivos de bancos y empresas. Presidentes de entidades financieras que proclaman la levedad de los tiempos, mientras ellos se fijan unos planes de pensiones tan generosos que me hacen pensar que los avances hacia la inmortalidad del ser humano están muy cerca. Solo así se explica que quieran tanto dinero.
Tengo fresca la cautela que en esta pequeña redacción de INVERTIA teníamos al escribir la palabra corralito bancario. Estaba prohibida, y aplicábamos una autocensura que solo rompimos cuando la escuchamos en las tertulias radiofónicas: ya estaba en la calle. Y es que en un negocio tan sensible y de confianza como el financiero, lo único que falta es que acudan en masa pirómanos voluntarios.
Recuerdo también que para actualizar conceptos y verlos aplicados en la vida real de las personas se buscaba el ejemplo argentino. Todos tenemos un amigo o conocido de aquellas tierras para que nos explicase ¿si es posible sin enrollarse- los efectos de esa medidas sobre la vida real.
Todo comenzó con la crisis del euro en 2012, con la posibilidad real de que España tuviera que abandonar la moneda única. El dinero depositado sin asumir riesgos financieros en los bancos no estaba seguro. Incluso más adelante la Unión Europea estableció corralito en Chipre y también, en cierta medida, en Grecia al fijar cuantías que se podían sacar de los bancos y que este año se han ampliado.
Después de la profunda crisis bancaria que asoló a toda Europa, las mentes pensantes de Bruselas diseñaron la Unión Bancaria con el objetivo de que los bancos de tamaño importante pasaran a ser supervisado por el BCE y además, los clientes tuvieran que asumir los riesgos de quiebra de las entidades siempre que sus depósitos superasen los 100.000 euros. Los Estados, o sea, todos, no podían volver a dejarse tantos miles de millones en su saneamiento.
La primera intervención europea en la banca, con el Popular ha permitido salvar los depósitos de los clientes en un banco que ellos mismos dicen que era solvente pero se quedó sin liquidez y se dejó quedar sin liquidez. Aquí, los funcionarios europeos querían darnos la lección de que los accionistas no están a salvo y en solo una noche, las acciones pasaban a valer cero en otra pirueta para enseñarnos a los pobres mortales que estamos en un mundo lleno de inseguridades.
Y, por último, el desafío independentista catalán nos trae otra vez el miedo a tener el dinero en los bancos. Lo digo ahora que ya se saben las colas de horas que hacían muchos catalanes y algunos españoles, bien para sacar el dinero de una entidad catalana, bien para cambiar a una sucursal de la misma entidad fuera de Cataluña o directamente para meterlo bajo el colchón a la espera de que se desarrollen estos acontecimientos.
De verdad que no entiendo nada de nada. Hace poco un mandatario europeo decía que cualquier banco por muy solvente que fuera podría acabar en la ruina. Un mensaje tranquilizador, sin lugar a dudas. Mientras la CUP habla de la necesidad de un corralito bancario para financiar el proyecto independentista, el discurso me confunde pero no acabo de enterarme dónde están los antisistema.
Impresionante la paciencia de los ahorradores con su fe en los depósitos bancarios, pese a que ya se les ha dicho que si quieren seguridad se compren un perro de esos cabezones con mucha mandíbula.