Con 51 votos a favor y 49 en contra, los republicanos lograron su aprobación en la Cámara Alta pese a la oposición del senador ultraconservador Rand Paul, que criticó un gasto demasiado elevado en las cuentas.
Junto al presupuesto, los republicanos aprobaron enmiendas que permitirán conciliar su propuesta con la ya aprobada en la Cámara Baja, que incluía 622.000 millones de dólares para Defensa.
También aprobaron otra enmienda que permitirá aprobar la futura reforma fiscal con una mayoría simple de 51 votos, en lugar de los habituales 60 requeridos.
Eso ayudará a los republicanos, con una estrecha mayoría de 52 escaños en el Senado, a sortear la oposición demócrata para sacar adelante su plan impositivo, aunque tampoco está garantizado que lo logren como ya se demostró en sus esfuerzos fallidos por derogar la ley de salud.
El interés del Partido Republicano -que controla ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca- por aprobar cuanto antes una reforma fiscal le ha llevado a aparcar su habitual preocupación por el déficit.
Algunos senadores opinaban que el voto sobre el presupuesto era meramente un vehículo para impulsar la reforma fiscal, dado que el año fiscal 2018 comenzó hace 19 días y el Congreso ya aprobó a finales de septiembre una medida presupuestaria para mantener el Gobierno financiado hasta el 8 de diciembre.
El senador demócrata Ron Wyden, por ejemplo, dijo que las cuentas aprobadas hoy son una "fantasía de derechas que allana el camino para un proceso hiperpartidista sobre la reforma fiscal" para beneficiar a los ricos y las corporaciones.
No obstante, el líder republicano en la Cámara Alta, Mitch McConell, defendió que la reforma fiscal tiene como único objetivo que el país "vuelva a crecer" y dijo que representa "una oportunidad única en una generación" para sustituir el actual código impositivo.