El jefe de estudios del portal inmobiliario, Fernando Encinar, ha asegurado que 2017 "ha sido sin duda el año del alquiler en España". Así, ha explicado que los precios han subido de manera generalizada en toda España, "aunque la tendencia alcista ha ido atenuándose en el último cuarto del año".
A la cabeza de los aumentos en sus rentas de alquiler se han situado las islas, Málaga, Sevilla y Girona. Madrid que, junto con Barcelona, siempre ha sido "la punta de lanza" de las subidas interanuales, se ha situado a la mitad de la media nacional.
Barcelona, por su parte, tras cuatro años de incrementos, es la única capital española, junto con Cáceres, que ha cerrado 2017 con retrocesos.
Por comunidades, el estudio pone de relieve que todas han registrado precios superiores a los que tenían en 2016. En general, el mayor incremento se ha producido en Canarias, donde los propietarios piden un 27,8% más por sus pisos de alquiler que hace un año.
Por detrás, le siguen Baleares (+22,1%), Andalucía (+15,5%), Murcia (+13,7%), Madrid (+11,5%), Comunidad Valenciana (+9,9%), Cataluña (+8,8%), Navarra (+8,7%), Castilla y León (+8,5%), País Vasco (+7,1%), Aragón y Galicia (+6,4% en ambos) y Cantabria (+6%).
Por otro lado, las subidas menos acusadas se han registrado en Extremadura (+0,9%), La Rioja (+2,5%), Castilla-La Mancha y Asturias (+5,4% en ambos).
Las autonomías más caras del año para alquilar un piso han sido Cataluña y Madrid, con un precio medio por metro cuadrado que ronda los 14,4 euros en los dos casos. Junto con ellas se sitúan Baleares (12,5 euros por metro cuadrado) y País Vasco (11,2 euros).
Las más baratas, por el contrario, son Extremadura (4,1 euros por metro cuadrado), Castilla-La Mancha (4,7 euros) y La Rioja (5,2 euros por metro cuadrado).
La mejora del empleo, según Encinar, ha sido lo que ha provocado "el despegue del alquiler". "Ante la mejora económica, las casas que se alquilaron entre 2011 y 2013 en un entorno de profunda crisis económica salen ahora, una vez finalizan sus contrarios, a un escenario radicalmente distinto y sus precios despiertan de la hibernación en la que estuvieron durante 7 años", según Encinar.
Además, Encinar ha hecho hincapié en que el fenómeno del alquiler no se entendería sin todos los pequeños y medianos inversores que en los últimos tres años han decidido mover sus ahorros desde sus cuentas bancarias a los pisos para sacarlos al mercado del alquiler, por lo que, bajo su punto de vista, "no se trata ni de una burbuja ni el inversor es un especulador malvado".
Así, ha subrayado que el perfil del inversor nervioso que compraba para vender en poco tiempo con grandes plusvalías "ha desaparecido del mercado" dejando paso a un inversor "más pausado y tranquilo, que asume la rentabilidad que el alquiler de la vivienda le produce, sin ánimo de vender".
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