Rodrigo García
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó hoy un informe que da cuenta de que la subida de precios de diciembre -un 3,1 % más respecto al mes anterior-, fue la mayor del año, impulsada por el aumento del 17,8 % en vivienda, especialmente en las tarifas del agua, la electricidad y el gas.
No obstante, este mismo sector encabezó la lista de incrementos en el conjunto del año (55,6 %), seguido por la comunicación (34,1 %) y la educación (31,5 %).
Estos datos confirman que la alta inflación sigue siendo el gran caballo de batalla de la economía argentina, y por ende del Gobierno de Mauricio Macri, quien se planteó como objetivo al asumir la Presidencia, en diciembre de 2015, acabar con el imparable aumento de precios para emprender un progresivo camino de crecimiento económico que permita erradicar las altas tasas de pobreza.
Según explica el oficialismo, la alta inflación es herencia de la decisión política del Ejecutivo anterior, encabezado por Cristina Fernández (2007-2015), de financiarse "a través de los pobres, de la emisión monetaria y de financiar las distorsiones de su economía a través de los sectores más vulnerables".
"Argentina va a terminar, como prometimos, este mandato del presidente Macri en inflaciones similares a otros países del mundo", dijo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando el 28 de diciembre, de forma sorpresiva, el Gobierno decidió "recalibrar" al alza las metas de inflación establecidas para los próximos años.
El Ejecutivo anunció que para 2018 se prevé un IPC máximo del 15 % -5 puntos más que el que había calculado previamente el BCRA-, mientras que la meta del 10 % fue trasladada a 2019 y la del 5 %, fijada inicialmente para el 2019, al 2020.
"Ratificamos que de ninguna manera esta corrección de un año de las metas implica ni mayor inflación ni salir del objetivo de eliminar la inflación de la ecuación económica de Argentina", subrayó Peña en una conferencia de prensa.
Esta decisión se produjo después de que las cifras conocidas hasta ese momento superasen ya con creces la meta anual más alta señalada por el Banco Central, que preveía un IPC de entre el 12 y el 17 % para 2017.
Además, en medio de la polémica por supuestas diferencias con el Gobierno por el cambio de metas, Federico Sturzenegger, presidente del organismo bancario, encargado de la política monetaria del país, anunció el miércoles pasado que decidió reducir su tasa de política monetaria en 75 puntos básicos, al 28 %.
Por parte del gabinete económico, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, explicó que las metas sustituidas habían sido establecidas en 2016, pocas semanas después de la llegada de Macri al poder, por lo que matizó que hoy el Gobierno tiene una visión "más clara" de la economía y está "más seguro" de los objetivos a los que puede comprometerse.
Por el momento, los ciudadanos, en su día a día, insisten en que los precios suben y suben sin parar, al tiempo que en los últimos dos años no han sido pocas las protestas callejeras de sectores que reclaman mayores subidas salariales que las pactadas en las mesas de negociación entre los sindicatos y el Ejecutivo, con las que afirman es imposible hacer frente a la escalada inflacionaria.
El IPC actual, con información de todo el país, se presentó en julio pasado tras una profunda reestructuración realizada en el Indec, que había dejado de difundir el indicador con la llegada de Macri por su decisión de reformar el sistema de medición, considerado fuertemente manipulado durante los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Fernández.
Por ello, 2016 cerró sin una cifra oficial de la inflación de carácter nacional.
Sin embargo, la oposición en el Congreso difunde desde hace tiempo cada mes una medición del IPC con base en cálculos de consultoras privadas, que suele distar muy poco de los datos oficiales del Indec, que se publican pocos días después.
El conocido como "IPC Congreso" registró en 2016 una subida acumulada en todo el año del 40,3 %, la más alta de los últimos tres lustros.
Ahora, con los nuevos datos sobre la mesa, se confirman los augurios del macrismo para frenar el avance de precios, aunque no al ritmo esperado.
"Tenemos que seguir bajando la inflación y comprometernos para que nunca vuelva a ser un instrumento de la política", sentenció Macri el pasado 30 de octubre, convencido de que la subida constante de precios es el peor impuesto que puede tener la población.