En el caso de la entidad presidida por Mario Draghi, elaboró sus proyecciones económicas de marzo con el supuesto de un barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, a 65 dólares en 2018, por encima de los 61,6 dólares que manejó tres meses antes. El Ejecutivo de Mariano Rajoy fue aún más prudente y tanto en su último cuadro macroeconómico como en los Presupuestos Generales del Estado contempló un precio medio para el Brent de 66,4 dólares en 2018.
La realidad, sin embargo, está corriendo más que estos supuestos. El barril Brent acaricia ya los 74 dólares, con lo que se mueve en unos precios que no se veían desde finales de 2014.
Como siempre, la clave de estos precios no reside en que el crudo los toque puntualmente, sino en si es capaz de aguantarlos. Porque esta posibilidad sí afectaría a las previsiones basadas en unas cotizaciones más reducidas.
Por ahora, la media acumulada en estos tres meses y medio supera la manejada por las autoridades españolas y europeas. Hasta la fecha, el Brent muestra una media de 67,9 dólares en 2018, por encima de los supuestos del Gobierno y del BCE y que amenaza con subir en caso de que los precios no se relajen.
"Las materias primas se mueven en máximos de tres años respaldadas por las ganancias en el petróleo y los metales. La solidez de la economía global, las interrupciones en el suministro de algunos países y el optimismo del mercado con un ruido político que mantiene vivos los temores de la oferta de materias primas enmarcan este entorno positivo", explica Norbet Rücker, de Julis Baer.
En el caso español, el impacto más claro se observaría en la balanza comercial, puesto que el petróleo suele representar entre el 10% y el 15% de las importaciones totales de España. En el acumulado de enero y febrero de 2018, la factura de las importaciones de crudo y derivados se ha encarecido un 4,7%, hasta los 6.049 millones de euros, si bien el déficit por este consumo se ha mantenido estable, en los 3.153 millones de euros. Si el Brent no afloja el ritmo, el agujero del petróleo en la balanza comercial español crecerá en los próximos meses.
En lo que respecta al BCE, un petróleo más caro puede acelerar el retorno de la inflación. En ese caso, alentaría las presiones de la facción más ortodoxa de la institución para desmontar las medidas monetarias más expansivas y preparar el terreno para subir los tipos de interés. Por el momento, de nuevo, la inflación sigue contenida. En marzo se situó en el 1,3%, todavía lejos del objetivo de la entidad de situarla por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo.