En la anterior reunión, celebrada en marzo, el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba en torno a los 64 dólares. Como el euro se cambiaba entonces a 1,24 dólares, ese precio se convertía 51,6 euros. Siete semanas después, el Brent ronda los 74 dólares, una cota que no superaba desde 2014, y el euro se ha frenado hasta los 1,217 dólares. Esta combinación resulta en que cada barril se ha encarecido ya hasta los 61 euros.
Una diferencia sustancial que puede colarse en los debates del BCE por donde más interesa a quienes quieren que la entidad presidida por Mario Draghi vaya acortando los plazos para retirar los estímulos: la inflación. Es decir, un crudo más alto puede acelerar la subida de los precios, y el BCE, demandará la facción más ortodoxa de la institución, no puede ser ajeno a esa realidad. Aunque en marzo los precios se encarecieron a un ritmo interanual del 1,3% y las previsiones de la entidad contemplan que la inflación se situará este año en el 1,4%, todavía lejos del objetivo de situarla por debajo, pero cerca, del 2%, la ascensión del 'oro negro' puede calentar ese debate.
SIN CAMBIOS
Por ahora, eso sí, esa presión no irá más allá. Esto es, el BCE no cambiará el paso en la cita de este jueves. Los tipos de interés oficiales seguirán en el 0%, los de la facilidad de depósito permanecerán en el -0,40% y el programa de compras de activos continuará a un ritmo de 30.000 millones de euros al mes al menos hasta septiembre. ¿Esperamos que el BCE no realice cambios en su política monetaria ni en su orientación a futuro (`forward guidance¿) en esta reunión¿, constata Franck Dixmier, director de renta fija de Allianz Global Investors.
Si no se esperan variaciones en esta cita se debe a que en marzo ya dio otro `pasito¿ hacia la futura reducción de los estímulos. Entonces, descartó la posibilidad de ¿ampliar el volumen y/o la duración del programa de compras de activos¿, una opción que hasta entonces sí había mantenido sobre la mesa.
Por eso todas las miradas prácticamente se saltan el cónclave de este jueves para fijarse ya en el de junio. Todo apunta a que la reunión de política monetaria del 14 de junio sí acogerá ya novedades de envergadura, algo que, posiblemente, el banquero italiano deslizará ya con alguna declaración en est cita de abril. Vamos, que intentará preparar el terreno para lo que pueda venir en junio. ¿Seguimos pensando que la reunión de esta semana será una formalidad antes de la cita estratégica en junio¿, coinciden los expertos de Bank of America-Merill Lynch.
Parapetado en las nuevas previsiones económicas que presentará ese día, para entonces sí se espera más claridad con respecto al final del programa de compra de activos y el futuro de los tipos de interés. Por ahora, el mercado se decanta por una finalización completa de las compras en 2018, una primera subida de los tipos de la facilidad de depósito en el primer trimestre de 2019 y el primer incremento de los intereses oficiales en el segundo.
LA ÚLTIMA ANTES DE GUINDOS
Las expectativas, por tanto, se centran en junio, una cita que para España será especial. Será la primera cita en la que un español, Luis de Guindos, comparecerá al lado de Draghi en la rueda de prensa que ofrece al término de la reunión. O lo que es lo mismo, será la primera reunión en la que el hasta hace poco ministro de Economía español estrenará ya su cargo como vicepresidente del BCE.
Hasta la fecha, el `número 2¿ de Draghi era el portugués Vítor Constancio, que este jueves vivirá su última reunión antes de que su mandato de ocho años venza el próximo 31 de mayo. Un día después, Guindos le sucederá oficialmente.
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