Tras haber reanimado el crecimiento económico con un plan de compras de bonos sin precedentes de 2,55 billones de euros, los responsables del BCE se han estado debatiendo sobre si terminar las compras para finales de este año a medida que se aleja la amenaza de la deflación y el bloque vive su mejor racha de crecimiento en una década.
Aunque los responsables del banco central están de acuerdo en que las compras pueden terminar, su presidente, Mario Draghi, ha evitado cualquier debate formal sobre la retirada del programa de compras, a la espera de más señales de que la inflación vive un rebote sostenido.
"Las señales que muestran la convergencia de la inflación hacia nuestro objetivo han estado mejorando, y tanto la fortaleza subyacente de la economía en la zona euro como el hecho de que tal fortaleza afecta cada vez más la formación de los salarios respaldan nuestra confianza en que la inflación alcanzará un nivel inferior, pero cercano al 2 por ciento a medio plazo", dijo Praet en Berlín.
"Las bajas expectativas del mercado sobre una expansión considerable de nuestro programa han ido acompañadas de expectativas de inflación que cada vez son más coherentes con nuestro objetivo", añadió Praet, un aliado cercano a Draghi, en un discurso.
Aunque muchos responsables esperan una decisión definitiva sobre el final de las compras en la reunión del banco en julio, los comentarios de Praet sugieren que el debate comenzará el próximo jueves, cuando se reúna el consejo de gobierno del banco central en Riga.
Las compras, ahora reducidas a 30.000 millones de euros al mes, seguirán realizándose hasta finales de septiembre, pero los responsables han argumentado que se debería retirar gradualmente en varios meses.
"La próxima semana, el Consejo de Gobierno tendrá que evaluar si ha habido suficientes avances hasta ahora como para justificar una retirada gradual de nuestras compras netas", añadió,