Por Marc Jones (Reuters)
Más de dos tercios (43) de los 64 partidos del torneo de este año se jugarán con los mercados abiertos en Europa o Latinoamérica, circunstancia que según se ha demostrado cambia significativamente la conducta del mercado. Durante el Mundial del 2010 en Sudáfrica, el último en tener unos partidos en horarios similares a los de Rusia, los volúmenes de negocio de las bolsas bajaron de media un 55% cuando los seleccionados nacionales estaban jugando, de acuerdo con un estudio del que es coautor Michael Ehrmann, jefe de análisis de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
En Brasil y Argentina, países fanáticos del fútbol, la reducción fue aún más pronunciada, del 75 y el 80%, respectivamente. En Europa cayó un 38% y en Estados Unidos un 43%, mientras que los movimientos grandes, como los goles, recortaban la actividad en un 5 por ciento adicional. "La gente se distrae, va a pasar de nuevo", dijo Ehrmann.
Ehrmann planea hacer más análisis este torneo y con 35 partidos en horas de mercado solo en las dos primeras semanas, probablemente más que en cualquier Mundial en la historia, no habrá escasez de datos para procesar.
El estudio original, que consideró 15 países, halló que los volúmenes de operaciones bajaron en un tercio de media incluso cuando no estaba jugando el equipo propio de un mercado determinado.
Cuando sí estaba involucrada una selección nacional, la actividad de negocios ya había bajado un 40 por ciento para el momento en que sonaban los himnos antes del partido, y seguía siendo limitada por 45 minutos más después del silbato final.
Los mercados de bonos también estaban afectados. Las operaciones de bonos del gobierno alemán casi se redujeron a la mitad durante tres de los partidos de Alemania en los mundiales de 2006 y 2010.
Además, la correlación de los índices de bolsa declinó 21 por ciento respecto de lo normal con los precios globales, subrayando las formas diferentes en que las noticias y la información se procesan durante los partidos grandes.
Las últimas investigaciones de Ehrmann sobre el Mundial buscan mostrar a qué tipos de cosas reaccionan igualmente los mercados cuando los operadores están mirando un partido.
Ehrmann prevé ver 15 o 20 partidos pero los hallazgos preliminares de los datos de 2010 "sugieren que la información relativamente más destacada todavía se incorpora en los precios, aunque la información menos destacada -específica de cada acción- se incorpora menos en los precios", dijo.
Otros trabajos que hicieron él y su colega también subrayan algunas anomalías muy agudas.
Las acciones de la firma de microprocesadores STMicroelectronics, por ejemplo, que se negocian tanto en Italia como en Francia, tenían un precio menor en Milán cuando Italia se quedó fuera del campeonato en 2010, y viceversa cuando Francia fue eliminada. Eso se suma a otros estudios que han mostrado lo influyentes que pueden ser los resultados del fútbol en los mercados.
Un estudio de 2007 hecho por tres académicos mostró que salir de un Mundial puede reducir casi 50 puntos básicos de un índice nacional el día siguiente, lo que equivaldría a más de 10.000 millones de libras esterlinas (13.400 millones de dólares) para un mercado grande como Londres.
En contraste, Goldman Sachs ha demostrado que ganar el Mundial hace que el índice de un país tenga un desempeño superior a un índice de referencia global en un 3,5 por ciento de media y durante alrededor de un mes.
Desde 1974, los ganadores han tenido un comportamiento superior en todas menos una ocasión, halló Goldman, en 2002, cuando los temores a una recesión empañaron el impacto de la victoria de Brasil en Japón y Corea del Sur.