Los títulos de Bankia han llegado a caer viernes hasta los 3,03 euros, aunque finalmente han cerrado en positivo y han remontado hasta los 3,083 euros. Con todo, siguen en zona de mínimos de octubre de 2016 y hasta la fecha acumulan un retroceso del 23% en 2018.
Esta caída evidencia el bucle en el que está atrapada la entidad, determinado por una futura privatización cuya existencia pesa sobre el valor cuando al mismo tiempo la caída de las acciones complica esa privatización. El impacto en el negocio del banco de los tipos de interés al 0% y el euríbor en negativo y otros riesgos, como el impuesto que el Gobierno de Pedro Sánchez pretende imponer al sector, penalizan adicionalmente a las acciones de la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri.
Esta suma de motivos está sirviendo de reclamo para los inversores cortos o bajistas, que tienen una posición histórica en el banco. Según la última remesa de datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), alcanzan el 4,53% del capital. AQR Capital Management, con un 1,51% del capital, es quien tiene una mayor posición.
Este delicado entorno marcará las cuentas semestrales que la entidad presentará la próxima semana. Bankia anunciará sus cifras el jueves 26 de julio. En el primer trimestre, la entidad ganó 229 millones de euros, un 24,5% menos que en el mismo periodo de 2017.
A la espera de conocer los resultados, y tras la notable caída de las acciones, su cotización cada vez está más lejos del precio objetivo que le concede el consenso de mercado que recoge Thomson Reuters. Se sitúa en los 3,83 euros, con lo que otorga un potencial alcista del 25% al valor. En cuanto a las recomendaciones, 8 analistas aconsejan comprar sus títulos; 10, mantenerlos; y 8 venderlos.