El legendario inversor de origen húngaro André Kostolany dejó escrito que ¿el dinero es el oxígeno de la bolsa¿. En agosto, no es que la bolsa se asfixie, pero sí resulta cierto que hay mucho menos dinero circulando por sus conductos. Y con menos dinero, las oscilaciones de los precios y la sensibilidad ante las novedades se disparan. Por eso el octavo mes del año, el más veraniego de todos, es tan propenso a las sorpresas.

En el caso del Ibex 35 español, agosto tiene mala fama. Y con razón, porque su saldo a lo largo de la historia deja un claro rastro bajista. Hasta la fecha, el Ibex ha vivido 26 agostos y ha caído en 14 de ellos. De media, esos 26 agostos arrojan una caída del 0,6%.

Acotando la perspectiva a los últimos 11 agostos, que son los que han estado condicionados por la crisis y la alargada sombra de su herencia, siete han sido bajistas y cuatro, alcistas. Como consecuencia, el descenso medio se estira hasta el 1% en ese intervalo.

UN PASEO POR LA HISTORIA

Lo cierto es que agosto ha acogido en los últimos años varios hitos lo suficientemente relevantes como para agitar la marcha del Ibex. Fue el 9 de agosto de 2007 cuando el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed) estadounidense tuvieron que inyectar liquidez ya con urgencia en el sistema, una actuación que supuso el pistoletazo de salida oficial de la crisis. Ese agosto, el Ibex se dejó 2,2%.

En 2011, Italia y España estaban sufriendo el contagio de las crisis de la deuda periférica, hasta el punto de que el BCE empezó a comprar deuda de ambos países en el mercado -a cambio España accedió a modificar el artículo 135 de la Constitución para incluir el compromiso con la ¿estabilidad presupuestaria¿-. Ese agosto, el Ibex se hundió 9,5%.

El siguiente agosto, el de 2012, marcó el inicio de la resurrección. En julio, el Ibex había caído hasta los 5.950 puntos, sus mínimos de la crisis, y la prima de riesgo había escalado hasta los 650 puntos básicos. Entonces, Mario Draghi acudió al rescate con su histórico compromiso para ¿hacer todo lo que sea necesario para salvar al euro¿. Este mensaje `regaló¿ al Ibex una subida del 10% en el conjunto de agosto.  

Y el último agosto caliente fue el de 2015. China devaluó el yuan por sorpresa y removió los cimientos de los mercados. En el caso del Ibex, saldó agosto con un retroceso del 8%. Tres años después, la debilidad del yuan chino es uno de los ingredientes que amenaza con calentar la temperatura de los mercados en agosto.

Eso sí, el mayor varapalo de agosto cumplirá veinte años en 2018. El 17 de agosto de 1998, Rusia anunció la devaluación del rublo y el retraso en el pago de su deuda. El contagio no se hizo esperar. Y el daño bursátil resultó mayúsculo: el Ibex se hundió un 21%.