Por Orhan Coskun

La lira ha caído un 42% frente al dólar este año, afectada por las preocupaciones sobre el control del presidente Tayyip Erdogan sobre la política monetaria y una disputa cada vez peor con EEUU sobre un pastor cristiano estadounidense detenido.

La depreciación ha elevado el coste de los alimentos y la gasolina y ha aumentado los temores sobre el impacto en la economía y los bancos del país en general. Los economistas están particularmente preocupados por la incapacidad del banco central para frenar la inflación, que alcanzó un máximo en 14 años de casi 16% en julio.

Botas, el operador estatal de ductos, elevó los precios del gas natural en un 14% para uso industrial y un 9 por ciento para uso residencial a partir del sábado, dijeron a Reuters dos fuentes. Responsables de Botas no estuvieron disponibles de inmediato para hacer comentarios.

El mes pasado, Botas aumentó el precio del gas natural para la producción de electricidad en un 50% y en un 9% para uso residencial. Turquía depende de las importaciones para casi todas sus necesidades energéticas. La crisis de la lira ha elevado el coste, en términos de moneda local, del petróleo y el gas.

Del mismo modo, el regulador energético de Turquía dijo que aumentaría los precios de la electricidad en un 14% para uso industrial y un 9% para los hogares a partir del sábado. Aumentó los precios en la misma cantidad el mes pasado.

Casi un tercio de la producción energética total de 293.000 millones de megavatios de Turquía provino de las plantas de energía de gas natural en 2017.