Los tipos de interés acaparan la mayoría de las miradas, incluso las del presidente de EEUU, Donald Trump, dentro de la normalización monetaria que está llevando a cabo la Reserva Federal (Fed) norteamericana. Pero no caminan solos en esa dirección. A su lado figura la reducción del balance del banco central estadounidense, cebado como nunca durante la crisis para bombear más dinero hacia los conductos financieros y a precios más asequibles y ahora inmerso su correspondiente cura de adelgazamiento.
La Fed empezó esta tarea hace justo un año, en octubre de 2017, con Janet Yellen todavía en la presidencia. Primero comenzó a reducirlo de 10.000 en 10.000 millones de dólares al mes hasta diciembre; durante el primer trimestre de 2018, elevó el ritmo a 20.000 millones mensuales; en el siguiente, hasta los 30.000 millones; y durante el último trimestre, a 40.000 millones.
Esta cadencia provoca que el balance de la entidad, que hace un año alcanzaba los 4,45 billones de dólares, haya menguado en 260.000 millones, hasta los 4,19 billones. Es, por tanto, casi un 6% más pequeño que hace un año. Aunque no es esta comparación temporal la que muestra el verdadero aspecto de lo que todavía supone: actualmente, es un 365% mayor que antes de la crisis -ver gráfico procedente de la Fed-.
A comienzos de agosto de 2007, que fue cuando los principales bancos centrales comenzaron a inyectar liquidez de urgencia ante los problemas que se estaban agolpando en los mercados, el balance de la Fed se limitaba a 0,9 billones de dólares. Y ya durante la crisis, a golpe de los sucesivos programas de expansión cuantitativa (QE1, QE2 y QE3) ejecutados entre 2008 y 2014, se infló hasta los 4,5 billones.
Es decir, durante ese periodo creció a una media próxima a los 600.000 millones al año. Ahora, la Fed, ya bajo la batuta de Jerome Powell, lo está reduciendo a un ritmo mucho menor, con lo que se mantiene fiel a la estrategia con la que también está subiendo los tipos, consistente en hacerlo de manera "gradual". Eso sí, a partir del trimestre que comienza en octubre de 2018 la 'dieta' alcanzará ya los 50.000 millones al mes, con lo que se equiparará con esos 600.000 millones al año.
En ningún caso, eso sí, se espera que el balance vuelva donde estaba en 2007. Los bancos de inversión pronostican que la reducción terminará con el balance entre los 2,5 y los 3 billones de dólares, una cifra que se alcanzaría a finales de 2020. Para entonces también está previsto que la Fed haya finalizado el proceso de subidas de los tipos, que concluiría con el precio del dinero en el 3,25-3,5%.