El precio del carburante, las indemnizaciones por cancelaciones de vuelos y tarifas más bajas debido a las huelgas. Esos son los tres lastres a los que se enfrenta Ryanair en este ejercicio.
La aerolínea irlandesa ha revisado a la baja su previsión de resultados para el ejercicio 2018-2019, que cerrará el próximo marzo, debido a la presión sobre sus ingresos que está suponiendo el cóctel que han formado los conflictos con sus trabajadores y la espiral alcista del precio del petróleo.
Según la 'low cost', a la vista de las circunstancias, este año prevé ganar entre 1.100 millones y 1.200 millones, sin tener en cuenta el resultado de Laudamotion. La previsión de beneficios se coloca un 12% por debajo de la horquilla que fijó a principios de ejercicio, de entre 1.250 y 1.350 millones.
El efecto sobre la cotización de la aerolínea en la Bolsa de Londres ha sido inmediato: Ryanair iniciaba sesión con una caída de casi un 10%, hasta los 12 euros. Desde diciembre del año pasado, los títulos de la irlandesa se han hundido más de un 32%.
La irlandesa afirma que el tráfico en el segundo y tercer trimestre del año así como las tarifas serán más bajas de lo esperado debido, sobre todo, "a las dos huelgas recientes realizadas en cinco países que han sido instigadas por la competencia, pese a que Ryanair ha aceptado reunirse con los sindicatos locales y aplicar la normativa local".
"Mientras que hemos gestionado con éxito las cinco huelgas del 25% de nuestros pilotos en Irlanda este verano, las dos huelgas coordinadas en cinco países de tripulantes y pilotos han afectado a un gran número de pasajeros debido a la cancelación de vuelos", reconoce el consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary. La situación ha afectado a las potenciales reservas dada la necesidad de reacomodar a los pasajeros afectados y a las tarifas aéreas de cara al tercer trimestre (octubre-diciembre).
"Si bien lamentamos estas interrupciones, en ambas huelgas hemos operado un 90% de nuestros vuelos programados", agrega el directivo antes de subrayar que los paros, sin embargo, "han afectado a la confianza de nuestros clientes, las reservas futuras y las tarifas, sobre todo en los cinco países donde se han repetido las huelgas innecesarias".
Indemnizaciones, combustible y recorte de operación
La última de estas huelgas de tripulantes tuvo lugar el viernes 28 de septiembre de forma simultánea en España, Portugal, Holanda, Bélgica, Italia y Alemania, donde se sumaron también los pilotos. La aerolínea acusa a trabajadores de sus rivales, como Norwegian, TAP o KLM, de instigar las movilizaciones de sus trabajadores.
"Estas huelgas han sumado además costes derivados de la aplicación del reglamento EU261 y, al tiempo, los costes por el combustible que no tenemos provisionado han incrementado en la medida que el barril de petróleo se sitúa en 82 dólares", añade O'Leary. La aerolínea tiene todavía que comprar un 10% del combustible necesario para cerrar este ejercicio, mientras que el encarecimiento del petróleo afecta "a toda la factura de carburante" de Laudamotion.
Como ha ocurrido con otras aerolíneas europeas, Ryanair "ha decidido recortar el calendario de 2018 y reducir en un 1% su capacidad para asumir esta caída de las tarifas y los mayores costes de combustible y las indemnizaciones a pasajeros derivadas de la normativa europea", explica la compañía.
Según la irlandesa, desde el próximo 5 de noviembre "implementaremos unos modestos recortes" al calendario de invierno que consistirán en: sacar cuatro aviones de la base de Eindhoven (Países Bajos), aunque mantendrá las rutas desde y hacia este aeropuerto con aviones basados en otros países. También cerrará la base de Bremen, donde tiene dos aviones, y seguirá operando las rutas con otros aviones. En el caso de la base Niederrhein, también en Alemania, la aerolínea reducirá de cinco a tres los aviones basados en este aeropuerto y operará las rutas con los restantes.
Ryanair contactará con los pasajeros afectados por estas modificaciones y ofrecerá alternativas de vuelo o el reembolso del billete. Además, iniciará un proceso de consulta con los pilotos y tripulantes de estas bases para "minimizar la pérdida de empleo". "Esperamos ofrecer a nuestro pilotos posiciones vacantes en otras bases pero, debido al exceso de tripulantes de cara al invierno, evaluaremos licencias no remuneradas y otras opciones para minimizar también los despidos entre los tripulantes", explica la compañía.
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