Según un informe de Bolsas y Mercados Españoles (BME), la participación de los inversores extranjeros en la bolsa española es la más elevada de la serie histórica, muy por encima del 30,6% que representaba en 1992, cuando eran las familias las que representaban un mayor peso en el parqué nacional con un 25% de participación.

El paso de los años ha cambiado las tornas y ahora las familias son el tercer grupo con mayor participación, por detrás de los no residentes y de las empresas no financieras, que tienen un 20,1% de peso. De hecho, la cifra en el caso de las familias se ha ido reduciendo notablemente desde 2013, cuando alcanzaba el 26%, hasta el 19,7% actual, mínimo de la serie histórica.

"Es difícil señalar a un elemento concreto como responsable de este fenómeno. En nuestra opinión son varios que concurren simultáneamente", indican los expertos. Entre ellos, apuntan a la propia rentabilidad del mercado, con el Ibex 35 a cierre de 2017 por debajo del nivel de cierre de 2014. Otro factor sería el fuerte crecimiento de los fondos de inversión como destino del ahorro familiar, así como un componente de sustitución de la inversión minorista directa por otra realizada también por parte de los pequeños inversores, pero a través de vehículos empresariales más favorables fiscalmente.

"Otro factor de influencia podría ser la reducción visible en los últimos dos años del número de empresas que pagan dividendo mediante scrip dividend o dividendo elección", indican desde BME. Del mismo modo, señalan el progresivo aumento de la inversión directa de acciones extranjeras en las carteras de familias españolas ante el abaratamiento de los canales de acceso a cotizadas en otros mercados, especialmente multinacionales que operan en sectores poco representados en el parqué nacional, como las tecnológicas.

ADVERTENCIA SOBRE LA 'TASA TOBIN'

Frente a la menor inversión de las familias, la participación de los extranjeros en la propiedad de las acciones cotizadas en la bolsa española ha pasado del 36,8% al 46% actual en la última década. "Durante todo este tiempo la economía española y la europea se afanan en dejar atrás los efectos de una de las crisis económicas y financieras más duras de la historia", recuerdan desde BME.

Una evolución que, a juicio de los expertos del servicio de estudios de la compañía, podría poner en peligro el impuesto a las transacciones financieras que planea el Gobierno. En concreto, aseguran que produciría "inequidad y arbitraje fiscal" con otros países del entorno y podría suponer una amenaza para la estructura financiera de las principales cotizadas españolas.

"En momentos de tanta provisionalidad en temas centrales para el desarrollo económico de España (inestabilidad política, efectos del Brexit, etc.), entendemos que debe ser más bien la cautela la guía de decisiones cuyas consecuencias pueden ser contrarias al presunto bien perseguido", indican desde BME. Los expertos consideran que "la puesta en marcha de esta tasa en España solo ahonda en una paradoja que la propia UE con su pausa en este tema se ha encargado de refrendar, señalando la dificultad de encontrar una solución valida y eficaz económicamente, frente a una posible vía unilateral que es solo políticamente acomodaticia y económicamente indeseable".

Precisamente, BME podría ser uno de los mayores damnificados por la llamada 'tasa Tobin', pues al encarecerse el acceso al mercado, muchos jugadores podrían elegir otras plazas europeas para lanzar sus operaciones, afectando negativamente a los volumenes del gestor de los mercados españoles.