¿Nos sentimos muy cómodos en este segmento¿. ¿Consideramos que todavía está en niveles razonables¿. Son solo algunas de las frases que los banqueros emplean de forma habitual cuando se les pregunta por el notable crecimiento de su negocio de crédito al consumo, pese a las advertencias de las instituciones sobre una burbuja en este segmento del mercado.
Frente a un mayor peso en el negocio de los bancos, el Banco de España vuelve a advertir, de nuevo, del peligro que entraña el crecimiento del crédito al consumo por su elevada morosidad que empieza a reflejar. En su último Informe de Estabilidad Financiera, el organismo gobernado por Pablo Hernández de Cos indica que desde junio de 2015 el crédito al consumo se ha incrementado más de un 40% en España, pasando de 44.400 millones de euros a 62.800 millones en junio de 2018.
El Banco de España advierte del ¿fuerte contraste con la atonía crediticia en términos agregados¿ que supone la evolución del crédito al consumo para adquisición de bienes duraderos que, aunque ha mostrado cierta moderación en tasas interanuales, mantenía un crecimiento del 23% en junio de 2018 con un aumento de la morosidad que desde el organismo califican de ¿sustancial¿ (crecimiento interanual del 22,6% en junio de este año), mientras que los dudosos del crédito para compra de otros bienes y servicios corrientes han crecido en mucha menor medida, apenas un 2,1%.
El Banco de España insiste en que desde el anterior Informe, ¿la tasa de crecimiento de los dudosos en bienes duraderos se ha acelerado notablemente, pasando del 7% en diciembre de 2017, al 19% en marzo de 2018 hasta el mencionado 22,6% en junio de 2018¿.
Advierten además de que el crédito al consumo sigue creciendo ¿a tasas significativamente mayores que las de los principales países europeos¿, con una media que se situaba en el 7% en junio de 2018. Algo que viene ocurriendo desde mediados de 2016.
La evolución de los últimos años contrasta con la observada en 2011 y 2012, cuando el crédito al consumo en España caída con mayor intensidad que en el resto de países europeos, ¿por lo que el comportamiento reciente podría reflejar la materialización de decisiones de consumo pospuestas en períodos anteriores, en base a la mejora de la actividad económica y el empleo¿, indican desde el organismo.