Bolsonaro fue elegido presidente en octubre con promesas amigables para los mercados que incluyen privatizaciones, recortes de costes, la reforma del sistema de pensiones y el control del déficit fiscal.
Los economistas a menudo han criticado el complicado sistema tributario de Brasil como una barrera para el crecimiento a largo plazo. Las empresas emplean de media 2.038 horas en la preparación de sus declaraciones de impuestos, o cerca de 12 veces el promedio en los países ricos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según el índice "Doing Business" del Banco Mundial.
La fuente dijo que el equipo de Bolsonaro aún no ha decidido sobre alguna de las tres propuestas. Uno de sus asesores, Marcos Cintra, ha defendido a menudo en público un impuesto a las transacciones financieras.
Al mismo tiempo, el Congreso de Brasil ha estado trabajando en un plan de reforma tributaria propia que respalda la adopción de un impuesto al valor agregado.
Algunos congresistas han dicho que quieren ver el plan aprobado antes de fin de año. Sin embargo, eso requeriría de una enmienda constitucional, que en virtud de la ley brasileña no puede ser sometida a votación hasta que se suspenda una intervención federal de seguridad del Ejército en el estado de Río de Janeiro.
Bolsonaro asumirá su mandato como presidente de Brasil el 1 de enero de 2019.
"El estado de ánimo en la Cámara baja y en el Senado es 100% para aprobar la creación de un impuesto al valor añadido este año", comentó Luiz Carlos Hauly, el diputado responsable del plan.
Cintra ha dicho en el pasado que la implantación del IVA "sería desastrosa" y que "la reforma tributaria requiere una forma de recoger impuestos basada en el flujo de caja electrónico del sistema bancario".