Diversificación y menores costes frente a una mayor capacidad de selección de activos. El debate entre gestión pasiva y gestión activa sigue muy presente en la industria de fondos de inversión, con la primera comiendo cada vez más terreno a los productos ‘tradicionales’ a golpe de bajas comisiones.
El último informe Global Flows Report de Morningstar, que analiza los flujos de más de 95.000 fondos de 4.000 gestoras diferentes, evidencia que la gestión pasiva ganó de forma contundente la batalla por capturar el dinero del partícipe el pasado año, el peor para la industria de fondos desde 2008 en términos de rentabilidad y reembolsos. En concreto, estas estrategias atrajeron 695.000 millones de dólares en 2018. Y aunque la cifra es inferior al récord de 962.0000 millones de dólares que se registró en 2017, bate con creces las salidas de 87.000 millones que registraron los fondos de inversión activos.
El estudio refleja, además, que los inversores se decantaron por este tipo de estrategias a la hora de lidiar con la volatilidad en los mercados de renta variable. De todo el dinero que ‘fluyó’ hacia fondos de gestión pasiva, 506.000 millones de dólares fueron directos a productos de renta variable.
La cifra cobra más relevancia si se compara con las salidas de 153.000 millones de dólares que sufrieron los fondos activos de la misma categoría. Tras estos movimientos, el dinero invertido en bolsa a través de estrategias pasivas supone ya un 41,4% del total, frente al 38,9% que representaba en 2017.
La tendencia se repite en la categoría de renta fija, en la que productos como los ETFs lograron acaparar unos 171.000 millones de dólares, frente a las salidas de 16.000 millones que sumaron las estrategias activas.
EEUU MANTIENE SU ‘LIDERAZGO PASIVO’
La demanda por los productos de gestión pasiva es especialmente notable en EEUU, donde el pasado año entraron 459.000 millones de dólares en este segmento de mercado. Sin embargo, el avance también es imparable si se analizan los datos de otras regiones. En Asia, por ejemplo, los inversores destinaron 117.000 millones de dólares a estrategias de gestión pasiva, aunque hay que tener en cuenta que buena parte de este crecimiento vino por la intervención del Banco de Japón, con la compra de 65.000 millones en ETFs como parte de su plan de estímulo económico.
Este escenario ha favorecido, sobre todo, a entidades especializadas como Vanguard o BlackRock (con su gama de ETFs iShares). Los dos gigantes de la industria cerraron el año con suscripciones de 176.000 millones y 167.000 millones de dólares respectivamente, incluyendo todas las categorías excepto los fondos monetarios.
Además de EEUU, los ETFs de Vanguard lograron atraer 12.300 millones de dólares en el Viejo Continente, lo que supone un crecimiento de casi el 8% respecto a 2017. En Canadá, la firma registró un crecimiento del 30% en las suscripciones registradas, mientras que en Asia más que duplicó la entrada de dinero de 24.000 millones a 60.000 millones de dólares.
Fidelity aparece en la tercera posición del ranking de las gestoras que lograron atraer los mayores flujos de inversión. A sus puertas llegaron 24.000 millones dólares en 2018. La entidad estadounidense, histórica defensora de la gestión activa, se rindió a mediados de 2017 al ‘encanto’ de los ETFs con el lanzamiento de dos fondos referenciados a unos índices creados por la propia firma.
Presionada por el auge de la gestión pasiva, en 2018 se metió de lleno en la ‘guerra de precios’, con una brusca rebaja en las comisiones de sus principales fondos y lanzando dos nuevos productos sin ningún tipo de coste ni obligación de una inversión mínima: el Fidelity ZERO Total Market Index Fund y el Fidelity ZERO International Index Fund (FZLIX).
Salvo Fidelity, los datos de Morningstar evidencian que, pese a que la gestión activa aún sigue dominando el mercado, su pérdida de peso en el negocio global es más que notable. Gestoras como Franklin Templeton sufrieron la fuga de 44.000 millones de euros de sus fondos activos en 2018, mientras que Invesco registró salidas de 33.000 millones. Dinero que, posiblemente, fue a parar a las ‘arcas’ de Vanguard o de iShares.