Lo había anunciado y lo ha cumplido. Donald Trump ha pregonado al fin su contragolpe frente a las medidas que China ha anunciado este viernes como respuesta a los aranceles establecidos por el propio Gobierno de EEUU. A través de dos mensajes en su cuenta personal de Twitter ha adelantado que los productos importados del 'Gigante Asiático' sufrirán aranceles de hasta el 30%.
Aunque Trump había anunciado medidas a primera hora de la tarde americana, su detalle no ha llegado hasta pasado el cierre de un Wall Street que se ha pegado un fuerte batacazo a la baja. El presidente de EEUU ha adelantado que los productos 'made in China' que desde mayo de este año están gravados al 25% para su entrada en territorio estadounidense tendrán que afrontar aranceles del 30% a partir del próximo 1 de octubre. Será la segunda subida en cinco meses.
Por si fuera poco, los productos que iban a comenzar a gravarse en frontera a partir del próximo 1 de septiembre no tendrán una carga del 10% como se había establecido, sino del 15%. La primera medida, según ha detallado el propio Trump, afectará a bienes por 250.000 millones de dólares, mientras que la segunda implicará productos por 300.000 millones. El mandatario no ha dado detalles sobre los aranceles que se habían retrasado hasta el 15 de diciembre para no penalizar la campaña navideña a las empresas nacionales y a sus ciudadanos.
El mensaje insiste en que las medidas no son más que una respuesta a la última decisión de China, que ha desencadenado una espiral de golpes insólita hasta el momento en la guerra comercial que mantienen ambos países. Trump ha acusado a Pekín de haber tomado esta decisión por "motivos políticos". Además, ha añadido que "China no debería haber puesto nuevos aranceles a productos de EEUU por 75.000 MILLONES DE DÓLARES".
Una vez más, ha insistido en la retórica de que el país asiático lleva largos años saqueando la economía estadounidense en un trato desigual. Así lo ha defendido en otro hilo de mensajes en la red social, donde ha "ordenado" a las compañías estadounidenses con fábricas y proveedores en EEUU a que busquen "alternativas inmediatamente".