Fitch ha asestado un duro golpe a OHL al bajarle tres escalones, hasta ‘CCC+’, la nota de ‘B+’ que tenía asignada desde 2016, de forma que la coloca al mismo nivel que la de Moody’s tras las rebajas que esta firma de rating ha venido realizando en los últimos años en paralelo al proceso de saneamiento y reestructuración acometido por el grupo. Por debajo de esta calificación, ya solo hay dos escalones a partir de los cuales lo que queda es la quiebra o ‘default’.
La compañía ha reaccionado en un hecho relevante en la que asegura no compartir la decisión de Fitch “por el momento temporal en que se produce”. “Desde que OHL publicó sus resultados de 2018, la compañía viene cumpliendo con las expectativas del mercado, con recuperación progresiva de los márgenes asociados a su negocio de construcción, Ebitda positivo en todas sus líneas de negocio y reducción progresiva de los consumos de caja asociados a la actividad ordinaria”, ha añadido. Las acciones del grupo arrancan la jornada con un retroceso del 0,8%.
Sin salir del sector de las infraestructuras, el gran interés que había despertado la licitación para el diseño, construcción y operación del metro de Bogotá, uno de los contratos de infraestructuras más atractivos en Latinoamérica, se ha disipado de forma notable en las últimas horas. Ya solo siguen adelante en el proceso dos de los cinco consorcios que habían registrado la documentación para poder presentar una oferta, informa Vozpópuli. De este modo, la consecución del contrato, valorado en más de 3.000 millones de euros, queda en un mano a mano entre la propuesta del consorcio armado por Carlos Slim, en torno a sus participadas FCC y Carso, y el de China Harbor, que cuenta con el apoyo del fabricante Bombardier.
Por otro lado, Blackstone percibirá en exclusiva los primeros 459 millones de euros en dividendos que reparta Project Quasar Invesments 2017, la sociedad que comparte con Banco Santander y que agrupa la cartera inmobiliaria dañada que el banco heredó de Popular tras su adquisición en 2017, informa Expansión.
La joint venture controla activos con un valor bruto de 30.000 millones, que fueron tasados en 10.260 millones en el marco del acuerdo suscrito hace dos años entre ambos socios. Con la operación, el banco español, que controla el 49% de la sociedad, pudo segregar de su balance el grueso de los activos improductivos de Popular. Blackstone, a través de Quasar Investment, controla la gestión y el 51% restante.
Además hoy, el banco que preside Ana Botín recibe el respaldo de los analistas de Barclays, que han elevado el precio objetivo de las acciones de la entidad hasta los 4,9 euros desde los 4,8 euros anteriores, lo que supone un potencial de casi el 35% con respecto al cierre de ayer. Esta mañana, los títulos de Santander repuntan un 1,25% en los primeros compases de la negociación.