El coronavirus avanza y las bolsas tiemblan. Una máxima que se viene repitiendo casi sin respiro en las últimas semanas. La volatilidad en el parqué español se ha disparado hasta picos no vistos en cuatro años y los inversores no parecen dispuestos a perderse las ganancias que estos bamboleos pueden proporcionarles a través de contratos por diferencia (CFDs) y otros derivados complejos.
El ansia de rentabilidad en unos mercados en los que ésta escasea últimamente ha supuesto el último empujón para muchos inversores a la hora de contratar estos productos de riesgo. En este sentido, fuentes del sector comentan que hay que diferenciar entre dos perfiles de cliente que, si bien han llegado a estos derivados por los mismos motivos, buscan un objetivo relativamente diferente.
Un primer grupo de inversores llega por primera vez o refuerza sus posiciones con el objetivo de establecer coberturas para su cartera ante los vaivenes del mercado. El segundo, que es el más expuesto a salir escaldado pese a su arrojo, es el que llega con el objetivo de arañar en el corto plazo la rentabilidad que no ve posible alcanzar con inversiones más seguras y de mayor duración.
Mayoría de pérdidas
Sin embargo, conviene señalar que más de un 70% de los inversores minoristas que recurren a CFDs sufren pérdidas, según datos suministrados por las entidades comercializadoras de este tipo de productos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Esto se debe a que, por su funcionamiento y apalancamiento, requieren una estrategia milimétrica y un seguimiento exhaustivo que pocos de estos pequeños inversores están dispuestos a realizar.
Para los que sí lo hacen, la oportunidad que suponen las últimas dosis de volatilidad desatada son evidentes. El índice Vibex, que mide la virulencia de los bandazos del Ibex 35, se mueve en la actualidad en el entorno de los 34 puntos, una cota que no visitaba desde finales de junio de 2016. Solo en las últimas tres semanas, el también conocido como ‘índice español del miedo’ ha subido un 221%. En otras palabras, ha más que triplicado su precio. Y ha puesto los dientes largos a muchos.
Corto plazo, oro y bajistas
Desde la filial española de la firma británica IG reconocen que “en efecto, con la volatilidad derivada del coronavirus nuestro volumen en contrataciones ha crecido exponencialmente”. Y lo que es más: “Especialmente en las operaciones de corto plazo”. Algo que es habitual cada vez que el mercado se dedica a pegar bandazos.
Los responsables de esta casa comentan que los activos sobre los que más derivados se vienen contratando en las últimas sesiones son índices, compañías farmacéuticas y refugios como el oro. No hay que olvidar que el preciado metal se ha encarecido en 64 dólares la onza en las últimas tres semanas.
Otra estrategia de inversión que ha crecido como la espuma ha sido la formulación de posiciones cortas para ganar con la caída de los índices y valores. Desde eToro reconocen que “las posiciones cortas en la plataforma han aumentado un 10% en solo una semana”.
Además, en esta casa subrayan que los fondos cotizados (ETF), que permiten diferentes estrategias sobre índices, también han multiplicado su popularidad. “La negociación de ETFs sobre el DAX 30 alemán se ha multiplicado prácticamente por cuatro y sobre el Nasdaq ha crecido casi un 240% a nivel global”.
Un síntoma de que la búsqueda de estrategias que ayuden a ganar con los desplomes más recientes se repite en todos los mercados desarrollados.
El director para España de Admiral Markets, Juan Enrique Cadiñanos, ha explicado a este portal que la contratación de CFDs y productos derivados de inversión “ha crecido en torno a un 20% en los meses de enero y febrero con respecto al último trimestre de 2019”. A esto añade que “se nota que al aumento de la volatilidad, el inversor responde con un aumento en el volumen de posiciones” en estas estrategias.
La vigilancia de la CNMV
Degiro, una de las firmas con más presencia internacional y más peso en la negociación de derivados a escala global, ha informado de que solo en febrero procesó 2,94 millones de transacciones, un 95% más que el año anterior, cuando las aguas estaban mucho más calmadas que ahora.
Por si fuera poco, la casa asegura que 51.385 inversores recurrieron por primera vez a sus servicios, un 144% más que en 2019 y de los cuales un 75% son menores de 40 años.
Esta característica de ser primerizo es uno de los grandes riesgos de tropezar en el diseño de la estrategia que requieren estos productos. Algunos de estos factores, alimentados también por ciertas malas prácticas de comercialización más abundantes en el pasado, son los que tienen en alerta permanente a los supervisores internacionales, y especialmente a los europeos.
Es por esto que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sigue procurando poner coto a estos productos con medidas como la expulsión de su publicidad de medios generalistas y, especialmente, de los clubes y estadios de fútbol. Una iniciativa que seguiría los pasos que ya se han dado en otras jurisdicciones europeas, como Francia.