El pánico al impacto del coronavirus sobre la economía global sigue golpeando a las bolsas globales y la principal plaza financiera del mundo no es ajena a la debacle. Las dudas de los inversores se trasladan a un Wall Street que ha visto cómo el S&P 500 ha recortado un 1,71% en los 2.972 puntos en la última sesión de la semana.
El Dow Jones se deja un 0,98% hasta los 25.865 puntos, mientras que el tecnológico Nasdaq cae un 1,87% hasta los 8.575 puntos.
Los analistas de Link Securities explican que “el temor a que las medidas que están adoptando los distintos gobiernos y las empresas acaben por tener un impacto muy superior al estimado en principio sobre el crecimiento provoca que los inversores reduzcan su exposición al riesgo, principalmente en renta variable”.
Ni siquiera los buenos datos de creación de empleo no agrícola en el mes de febrero han animado al rebote. En concreto, EEUU creó 273.000 empleos en febrero, un dato mucho mejor de 175.000 esperados. Y la tasa de desempleo se situó en el 3,5%, también mejor que el 3,6% estimado.
“El problema es que a los inversores, en un escenario macro que está cambiando de forma tan brusca, los datos pasados, por muy recientes que sean, les aportan muy poca información”, indican los analistas, que consideran que para hacerse una idea del verdadero impacto que la crisis sanitaria habrá que esperar a las cifras de marzo.
Durante la sesión del viernes los títulos de JP Morgan se han dejado más del 6% hasta los 106,87 dólares, mientras que Exxon Mobil ha perdido un 5,5% en los 47,41. Ojo a los títulos de Ferroglobe, que se han dejado un 25%.
Con los inversores huyendo en masa a los activos refugio, la rentabilidad del bono americano a 10 años (que se mueve de manera inversa al precio) sigue cayendo con fuerza y ha llegado a tocar mínimos históricos del 0,74%.
El crudo, por su parte, sigue a la baja. Los futuros se dejan ya un 10% y tocan los 41 dólares el barril Texas. Por su parte, el Brent recorta un 9,5% y está ya en los 45,26 dólares.