Wall Street aguantó en verde después de haber conseguido un ajustadísimo triplete alcista para sus índices de referencia en la sesión del jueves. Los planes esbozados por la Casa Blanca para una progresiva reapertura de la economía estadounidense y los datos macroeconómicos publicados en China alargaron la fiesta alcista. Y con más brío.
El avance fue del 2,99% para el Dow Jones, que recuperó los 24.000 puntos. Un 2,6% se anotó el S&P 500, que rebasó los 2.800 enteros. El tecnológico Nasdaq, más pujante en la sesión de ayer jueves, se quedó a la zaga con ganancias del 1,3% que aúparon su gráfica hasta los 8.600 puntos.
El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció ayer con el mercado bursátil ya cerrado una hoja de ruta de tres fases para la vuelta a la normalidad de la primera economía del mundo. Aunque aún no hay un calendario establecido para su aplicación, pues esto dependerá de la evolución de la curva de contagios, su mera existencia ya ha despertado el entusiasmo de los inversores.
Se baraja que en una primera oleada se reabran cines, restaurantes, lugares deportivos y de culto, entre otros lugares, con exigentes medidas de higiene y distanciamiento. Para el final, la industria de viajes, los bares y escuelas. En cualquier caso, el proceso se aceleraría si se encontrase un tratamiento médico efectivo contra la propagación del coronavirus. Y parece que Gilead Sciences lleva la delantera.
A falta de que pueda llegar una vacuna efectiva contra el Covid-19, el compuesto remdesivir de Gilead Sciences ha arrojado unos resultados muy positivos en unos primeros ensayos clínicos. Según la Universidad de Medicina de Chicago, 125 pacientes infectados registraron una "rápida recuperación" después de haber sido tratados con esta medicina. Algo que, a falta de una mayor comprobación, abre una puerta de negocio para la farmacéutica que se traduce en alzas del 8% para sus acciones.
China tira al alza
Pero junto a este doble frente de avance frente al virus de Wuhan, China ha traído otros motivos para el repunte de la Bolsa de Nueva York. A pesar de que la contracción del 6,8% del PIB del primer trimestre en el Gigante Asiático es el peor dato desde que Pekín publica datos oficiales -desde 1992-, el porcentaje es sensiblemente más amable que el 9% que ya comenzaban a descontar los economistas.
Además, la tasa de paro del 5,9% y la caída del 1,1% de la producción industrial también mejoran las proyecciones de los expertos.