Wall Street insiste a la baja. La ausencia de datos macroeconómicos que animen a un cambio en el ánimo inversor -más bien lo contrario- se traduce en la continuidad de las ventas, impulsadas por los pronósticos de fragilidad que desde la Reserva Federal (Fed) se siguen trazando para la economía estadounidense.
El esperado discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha saldado sin sobresaltos. En su alocución en el Peter Institute for International Economics (PIIE) ha señalado que la senda económica para EEUU "es muy incierta" y está sujeta a
"riesgos a la baja". Después, ha explicado a su auditorio virtual que "por ahora los tipos negativos son algo que no hemos considerado", en alusión al organismo que preside.
A pesar de estas palabras, el mercado da por hecho que el año que viene podría producirse este insólito escenario en la primera economía del mundo. Ante estos anuncios, el Dow Jones ha caído un 2,17% para perder los 23.300 puntos. El S&P 500 se ha dejado un 1,75% al caer a los 2.820 puntos. El tecnológico Nasdaq logrado salvar los 9. puntos, con un retroceso del 1,23%.
Powell no solo se ha mostrado pesimista ante la crisis desencadenada por la irrupción del coronavirus, sino que en esta ocasión ha evitado exhibir arsenal monetario y ha urgido al que tanto la Casa Blanca como el resto de las autoridades con competencia en esta materia a que lancen más herramientas de apoyo fiscal. En este sentido, el Gobierno Federal sigue preparando nuevos paquetes de estímulo para los sectores que más pronto está probando las peores consecuencias de la epidemia.
Además, el precio de ventas al por mayor ha caído un 1,3% en abril, mucho más allá del -0,5% que aguardaba el consenso de los analistas. Eso, además de suponer la mayor contracción de la historia, ha hecho que la inflación mayorista anual entre en negativo por primera vez desde 2015, hasta un -1,2%.
Reaperturas y compras
En el ámbito corporativo, Tesla vuelve a situarse bajo el foco por el pulso que mantiene con las autoridades de California para la reapertura de su fábrica de Fremont, que no fue considerada como un servicio esencial en el confinamiento del condado en el que se ubica. Tras las presiones del presidente de EEUU, Donald Trump, la compañía de coches eléctricos ha conseguido permiso para retomar su actividad a partir del lunes 18 de mayo.
Sin salir del sector automoción, Uber ha sido noticia después de haber anunciado una emisión de bonos sénior a cinco años por 750 millones de dólares con el objetivo de reforzar su capacidad financiera. Más en concreto, el objetivo es contar con una hucha para “posibles adquisiciones”. La compañía da este paso después de que Bloomberg haya publicado que está en conversaciones para la absorción de la firma de comida a domicilio GrubHub, cuyas acciones caen más de un 3%.
Un español en la cúpula
La farmacéutica Takeda toma el relevo en la temporada de resultados. La japonesa, cotizada en las bolsas de Tokio y Nueva York, ha publicado un beneficio neto de 44.241 millones de yenes -unos 380,7 millones de euros- al término de su año fiscal cerrado en marzo. Esto supone un 67% menos que hace un año debido a los costes de integración de la británica Shire, cuya compra se formalizó a principios del pasado enero, pero más de lo previsto por el consenso.
La tecnológica NetApp también ha sido protagonista este martes. La compañía especializada en servicios de datos en la nube ha nombrado al español César Cernuda, directivo de Microsoft, como nuevo presidente con efectos a partir del próximo julio. En las áreas a su cargo, dependerá directamente del consejero delegado George Kurian. Los inversores lo reciben con caídas del 1,4% en su cotización.