La audacia de la paciencia y el por qué Telefónica y Cellnex valen lo mismo
Vivimos en los mercados una era de extrema complejidad, en la que pocas razones guardan coherencia histórica. Aquello de "esta vez es diferente", pasa ser el lema común de las principales bolsas mundiales. Pero la pregunta que constantemente me hago es; ¿realmente esta vez es diferente?
Mi respuesta es clara y es NO. No creo que esta vez sea diferente, al contrario. En mi opinión, estamos viviendo una era de excesos que derivan de las inyecciones monetarias de los principales bancos centrales.
Nunca antes en la historia del capitalismo (que no del libre mercado) habíamos vivido tantas intervenciones, ni tantas burbujas. La teoría del ciclo económico es simple, si la expansión monetaria en la época de prosperidad se destina a la economía especulativa se crean burbujas y se destruye todo el valor en la posterior crisis económica.
Nunca antes habíamos vivido tantas intervenciones ni tantas burbujas.
El sistema de financiación debería de estar respaldado con un coeficiente de caja del 100% para que los bancos fueran más selectivos a la hora de prestar capital.
En la era actual los bancos centrales han decidido intervenir (haciendo uso de su poder) los mercados financieros. Los grandes capitales han logrado enriquecerse mediante la subida de los precios de algunos activos y han provocado un exceso de liquidez, en entornos en los que difícilmente llegan los inversores minoristas.
Estamos viviendo burbujas por doquier. Por ejemplo, en el mercado de fichajes del fútbol y por ejemplo, en el mercado de inversión en proyectos de capital riesgo. El inversor profesional es el que ha caído de pies y manos en una burbuja especulativa.
Lo podemos ver en los grandes fondos de inversión árabes que compran equipos de fútbol y satisfacen sus caprichos a golpe de talonario o bien en el mercado de start up. La bolsa va a su aire y esto, esta vez tal vez si sea diferente.
Prueba de ello en la gran disparidad de indicadores bursátiles que cohabitan en los extremos. Por ejemplo, si atendemos al modelo de Jeremy Siegel vivimos en el mercado más infravalorado desde el 1974.
El spread entre el SP Commodities Index y el SP500 marca un comportamiento relativo negativo de las materias primas en mínimos históricos. Este sesgo lo vemos prácticamente en todos los indicadores que hacen referencia al value en contraposición al growth.
Incluso en un curioso fenómeno que vemos en el ratio plata/oro, en el que la plata cotiza en mínimos históricos respecto a su diferencial con el oro, perdiendo la habitual correlación entre ambos activos. Tanto extremismo no es casual y de hecho, nos explica muchas cosas.
Un ejemplo de ello lo podemos apreciar en Telefónica. Nadie se plantea en este momento comprar Telefónica, una compañía técnicamente bajista.
La plata cotiza en mínimos históricos respecto a su diferencial con el oro.
Sin embargo, ¿cuál es el motivo por el que el mercado ama Cellnex? El mercado de sites está extremadamente inflado y aunque la cuenta de resultados de Cellnex no explica su capitalización, no deja de sorprender que Cellnex vale en bolsa lo mismo que Telefónica.
Telefónica tiene a través de Telxius un número similar de sites que Cellnex. ¿Eso significa que Telefónica vale 0? A los precios actuales Telefónica ya ha ratificado su dividendo que a día de hoy ofrece una rentabilidad del 10% a sus accionistas (con los tipos negativos, no deja de ser alucinante).
Para aquellos escépticos del value investing, aferrados a las bondades de comprar solamente aquello que sube, les iría bien analizar un poco las cosas. La fusión de Telefónica con Liberty ha puesto en valor los activos de Telefónica, que quedan valorados en torno a 15.000 millones de euros, algo significativo si tenemos en cuenta que UK supone el 15% del negocio de la operadora española.
¿Qué valor tienen entonces los activos de Alemania, España, Latam y Brasil? Yo se lo digo, Telefónica vale 73.000 millones y no los 20.000 millones que cotiza en bolsa.
Telefónica vale 73.000 millones de euros y no los 20.000 millones que cotiza en bolsa.
Obvio que muchos de ustedes se preguntarán acertadamente que la deuda de Telefónica supone un agravio. Y no les falta razón, ¿pero acaso no está demostrando Telefónica que tiene capacidad de sobras para pagar dividendos y reducir su deuda?
La operadora podría dejar la deuda por debajo de los 30.000 millones una vez finalice la fusión con Liberty en UK, algo que demuestra el buen trabajo hecho por Pallete por más que le pese al mercado.
No pretendo decirle que compre Telefónica, al contrario. Soy consciente que aquello de comprar tecnología en el Nasdaq100 es lo que funciona, pero ¿y si esta vez tampoco es diferente?
En Blackbird Bank tenemos claro que hay que aprovechar la inercia técnica del mercado, pero no podemos dejar de lado las oportunidades de valor que nos ofrece; ignorando las excelentes compañías tradicionales que en algunos casos llegan a capitalizar, por debajo de su situación de efectivo.
¡Algo absolutamente inaudito! Tal vez una estrategia mixta especialmente sesgada hacia el valor no sea de su agrado en el corto plazo. Pero si hace uso de la audacia de la paciencia, seguramente verá cómo la volatilidad de hoy se convierte en resultados extraordinarios mañana.
*** Marc Ribes es CEO de Blackbird Bank.