Wirecard se ha convertido en la última apuesta de oro de los bajistas. El desplome del 97% de la fintech en el último mes atrae como un imán a unos cortos que comienzan a especular con el fin de la cotizada. Este no sería, sin embargo, el mejor desenlace para ellos, pues los expertos advierten de que el negocio redondo de casos como Banco Popular y Gowex no se repetirá en la germana.
La advertencia que estos días corre por los despachos de inversión españoles no es baladí. Y, según ha podido saber Invertia, no va dirigida precisamente hacia los grandes especuladores que primero señalaron hacia Wirecard. El riesgo lo están corriendo los pequeños inversores que están apostando a la baja y sin límite contra la alemana la esperanza de que la compañía pueda quedar liquidada y sus acciones amortizadas a cero euros.
En primer lugar, “parece que la rápida intervención y cuantificación del agujero de Wirecard ayudará a que cualquier reflote financiero se agilice”, señalan desde una mesa de negociación española. Después, varios operadores explican que los contratos de préstamo de acciones con las que se formulan las posiciones bajistas suelen contener una cláusula que podría liquidar cualquier viso de ganancias sobre la fintech en el caso de aguantarla hasta una hipotética liquidación.
Euros a falta de acciones
Los dos factores juegan en contra de la estrategia de ponerse corto y limitarse a esperar, pero el segundo es demoledor. Y es que es frecuente que los contratos de préstamo de acciones en Alemania estipulen que, llegado el caso, ante la imposibilidad de retornar a su dueño esos títulos, se le compense con el precio de mercado al que las entregó. Una diferencia radical con respecto al mercado español, donde lo más habitual es que se limiten a exigir la devolución de los títulos prestados en la fecha convenida.
Con las quiebras de Gowex, donde el detonante fue también el descubrimiento de un repetido falseo de cuentas financieras, y de Banco Popular, donde este extremo aún sigue juzgándose en los tribunales, los cortos hicieron un negocio redondo. Recibieron en préstamo unas acciones que luego se libraron de tener que devolver por haberse establecido su amortización a cero euros.
Aunque al principio hubo cierta confusión sobre qué pasaría, los tribunales determinaron que eran los dueños de las acciones los que debían asumir la pérdida de su valor. En este sentido, son los prestamistas y no los prestatarios de títulos los que conservan los derechos políticos y económicos de las acciones, tales como el voto en junta de accionistas y el cobro de dividendos.
Esta es la gran diferencia entre la operación perfecta que para muchos oportunistas supuso el ‘caso Popular’ y lo que podría suponer una eventual quiebra de Wirecard. Algo que también explica la fuerte rotación de posiciones cortas que, pese a su constante incremento, se percibe en las acciones de la fintech alemana.
Los costes se multiplican
Y todo ello sin olvidar que, según un informe de S3 Partners, las comisiones por ponerse corto sobre Wirecard han engordado en las últimas semanas nada menos que cinco puntos porcentuales. Las agencias de valores ya están solicitando hasta un 20% del valor de la posición por la creciente demanda y el aumento del riesgo que tiene esta posición.
Nadie quiere quedarse atrapado en una eventual quiebra. Ni siquiera en una posible suspensión de negociación. Esto es lo que justifica que muchos operadores experimentados en este mercado estén fijando posiciones cortas muy demarcadas de entrada y salida para que venzan y se renueven lo más pegadas posible a la cotización de la compañía en la Bolsa de Fráncfort. Y aquí el segundo error de algunos primerizos o inexpertos: abrir cortos sin cierres de posición bien definidos.
En este sentido, un gestor que reconoce haber tomado alguna posición bajista a través de derivados sobre Wirecard en los últimos días explica los riesgos de lanzarse sin salvavidas. Por abajo, un cierre de posición -o stop como se denomina en jerga bursátil- con objetivos bajistas bien ceñidos permite “asegurar la salida con ganancias sin que la avaricia rompa el saco”, explica.
Por arriba, fijar el cierre de la posición corta si el valor alcanza un determinado umbral de rebote evita una la salida con pérdidas de difícil manejo. Esto es así si, tal y como ha ocurrido en la sesión del lunes con subidas del 154,5% para Wirecard, el valor comienza a rebotar con fuerza porque el abismo de la quiebra va desapareciendo y obliga al bajista a tener que afrontar la recompra de las acciones tomadas en préstamo a un precio muy superior a aquel que marcaban cuan se recibieron.
Con nombres y apellidos
A pesar de la alta rotación de posiciones cortas y el supuesto interés de fondos y rivales por hacerse con Wirecard a precio de saldo -según ha publicado Frankurter Allgemeine- un estudio de la firma de inversión Ortex muestra que más de un 15% del ‘free-float’ sigue tomado por los bajistas. Sus estimaciones barajan unas ganancias conjuntas cercanas a los 1.600 millones de euros, casi tanto como el agujero contable de la compañía.
Entre los bajistas institucionales que asedian la compañía han figurado en los últimos días nombres como los de Slate Path Capital -del conocido inversor David Greenspan-, Samlyn Capital, Coatue Management, Maverick Capital, Marshall Wace, Coltrane Asset Management y The Childrens Fund (TCI), según datos de la referida firma y de la alemana Breakout Point.