La irrupción de la Covid ha impulsado la cotización del sector tecnológico, haciendo que las valoraciones de algunas empresas del sector sean muy exigentes hoy en día. Esto ha hecho que surjan algunas voces que hablen de una nueva burbuja tecnológica.
Cabe recordar que durante la burbuja del 2000, que experimentamos en primera persona, las valoraciones eran estratosféricas y, sobre todo, que las empresas que empezaban en el mundo digital no tenían ni buenos modelos de negocio, ni barreras de entrada, ni beneficios, ni en muchos casos siquiera facturación, como era el caso de Terra.
Era evidente que Internet iba a cambiar el mundo, pero no sabíamos cómo, ni quiénes serían los ganadores. Había una desconexión total entre los precios de mercado de las acciones y las valoraciones que justificaban sus fundamentales.
Hoy día, Internet es uno de los sectores más grandes de la economía en muchos países, emplea a millones de personas y hay muchas empresas que han ido adquiriendo posiciones de dominio en muchos sectores de este mundo, como por ejemplo Google y Facebook en la publicidad digital, Amazon en el comercio electrónico o Microsoft, Amazon y Google en la infraestructura de la nube.
En el caso de las empresas que acabamos de mencionar las valoraciones son exigentes, pero no desorbitadas, y son explicables en el contexto de sus respectivas posiciones de dominio (prácticamente monopolísticas) en cada uno de los negocios que operan.
¿Hasta qué punto tiene sentido que la valoración de Tesla valga más que la de Volkswagen, Toyota, BMW, Daimler, Renault, Peugeot y Fiat juntos?
Existe un segundo grupo de acciones, como por ejemplo Tesla, donde nos encontramos con una empresa que no es dominante en su mercado, pero tiene un producto excelente que sugiere que podría convertirse en este caso en un Apple del mundo automovilístico.
La calidad del producto se sustenta no solo en las referencias de los consumidores sino también en las patentes, diseños y ventajas técnicas en el desarrollo del producto que según expertos del sector posee y son muy importantes.
Ahora bien, ¿hasta qué punto este producto que destaca llegará a dominar el mercado en el futuro, teniendo en cuenta que hoy día se venden muy pocos Teslas? ¿Acaso no podrán copiar este producto los demás fabricantes, muchos de los cuales son maestros en las marcas de lujo? ¿Hasta qué punto tiene sentido que la valoración de Tesla hoy valga más que la de Volkswagen, Toyota, BMW, Daimler, Renault, Peugeot y Fiat juntos?
Nosotros pensamos que hay una valoración desorbitada si miramos a la realidad actual de Tesla, pero al menos en parte se puede explicar porque el producto es bueno y con potencial, lleva fabricándose varios años, cuenta con numerosas patentes y las entregas de coches y los márgenes de ventas han ido creciendo año a año.
Al igual que en el caso de Tesla, hay otras empresas con valoraciones altísimas que en parte se sustentan en realidades y en parte dependen de expectativas que pueden cumplirse o no.
Por último, hay un tercer grupo de empresas, como por ejemplo el caso de Nikola Corp., que actualmente son solo proyectos, no tienen ni siquiera un producto físico, real, en que apoyarse, pero ya capitalizan 20.000 millones de dólares.
Nikola Corp., que quiere fabricar camiones eléctricos con tecnología del hidrógeno, no ha entregado ningún camión y vale casi tanto como Telefónica
Nikola quiere fabricar camiones eléctricos utilizando la tecnología del hidrógeno. La empresa tiene todavía pendiente construir su primera planta de manufacturación, no ha entregado ningún camión y vale casi tanto como Telefónica. Ni siquiera tiene una marca suficientemente fuerte para sustentar su valoración, ya que el producto no existe aún y no sabemos cuál será la reacción del mercado a este producto en el futuro, ni tampoco si tendrá éxito o no en la fabricación de este.
Hemos señalado tres grupos distinto de empresas para indicar que es peligroso generalizar diciendo que el sector de la tecnología está sobrevalorado al igual que sucedió en la burbuja tecnológica del año 2000.
Dentro del sector hay varias empresas que son monopolios de facto, cuyos flujos de caja anuales son superiores a toda la capitalización de Telefónica y que cotizan a multiplicadores de 30 veces o incluso menos si ajustamos su capitalización restando la caja neta. Estas valoraciones no son baratas, pero en nuestra opinión son razonables.
Por otro lado, hay otras empresas que valen más en bolsa que grandes corporaciones rentables y muy longevas y que son solo proyectos, sin prácticamente ninguna realidad que sustente su valoración. En este caso sí que pensamos que puede haber algunas valoraciones sin sentido.
Por último, hay otras empresas que se encuentran en un terreno intermedio y cuyas valoraciones en parte se justifican por la calidad del producto que tienen y en parte no. En este último caso es muy difícil hacer un juicio sobre la bondad de la valoración y por tanto son situaciones en las que decidimos no participar.
***Antonio Aspas es socio de Buy & Hold.