La bolsa española es una de las más bajistas de este año del coronavirus en toda Europa. Y ese no es su único castigo. Entre estrecheces financieras y opas con éxito, las operaciones de exclusión le han robado a estas alturas del año cuatro cotizadas y, con ellas, una capitalización de más de 5.700 millones de euros.

Mientras que el Ibex 35 se coloca sin ambages a la cola de los índices bursátiles europeos, el volumen de retirada de cotizadas españolas va camino de alcanzar máximos. Un hito que, además, supone un mayor lastre si cabe porque el Mercado Continuo no ha recibido ni un solo debut a estas alturas del año. Y solo la renovable murciana Soltec tiene previsto su estreno como cotizada.

Lo cierto es que la última de estas operaciones aún está abierta, pero su final está más que definido. Se trata de la exclusión bursátil de MásMóvil, que ha salido adelante en la junta extraordinaria de accionistas celebrada este mismo lunes y que ha sentenciado su retirada del parqué después de tres desde su salto del MAB -ahora BME Growth- al Mercado Continuo.

Cuenta atrás

Solo con esta operación, fruto de la oferta pública de adquisición (opa) formulada por los fondos KKR, Cinven y Providence, el mercado español perderá previsiblemente el próximo 3 de noviembre una capitalización de unos 2.963,6 millones de euros. Esta es la cifra que resulta de multiplicar las acciones que componen el capital social de la ‘teleco’ por los 22,5 euros que los compradores han ofrecido y en torno a los que la cotización de la compañía lleva un tiempo anclada.

La exclusión como paso culminante de una opa ha arrebatado este año otra cotizada a la bolsa española. Precisamente, ha sido el caso de BME, la sociedad rectora de las bolsas españolas.

Aunque los suizos de Six Group no tenían intención de retirarla del mercado bursátil, a diferencia de lo ocurrido en MásMóvil con sus fondos compradores, la aceptación de su oferta fue tal que no cupo otra posibilidad.

En este caso, el fin de los días de BME como cotizada le supuso a los mercados españoles la pérdida de 2.754,3 millones de euros de capitalización. El precio de 32,98 por acción que los helvéticos pusieron sobre la mesa fue demasiado como para que, al menos, un 5% del capital social de la española se resistiera a aceptar este importe a cambio de su participación.

Finanzas quebradizas

Los analistas señalan que los momentos de incertidumbre económica y castigo a los mercados son favorables para el éxito de las operaciones de exclusión por dos factores. En primer lugar, por la facilidad de los eventuales compradores para lanzar opas con prima de valoración sin tener que asumir desembolsos tan abultados como en tiempos de bonanza. Después, porque los inversores se lanzan a vender con más facilidad precisamente por temor a la volatilidad y caídas más y más profundas.

Antes de estas dos operaciones, fue la papelera Sniace la que se despidió del parqué. Aunque entre múltiples indicios de unas finanzas quebradizas, la compañía cántabra anunció en febrero por sorpresa el inicio de los trámites para su liquidación después de un cambio normativo en la retribución a la cogeneración. Cinco meses después llegó la solicitud de exclusión bursátil que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se apresuró a atender.

La liquidación de la compañía está pendiente de resolverse, pero su retirada del parqué le costó los 41,3 millones de euros que entonces capitalizaba la sociedad. Aunque con su exclusión se puso fin a los gastos asociados a cotización, la documentación concursal a la que ha tenido acceso Invertia reconoce deudas de 25.143,82 euros a las bolsas españolas.

En concreto, se apunta a 9.075 euros a la Sociedad Rectora de la Bolsa de Valencia, 8.808,82 euros a la Bolsa de Madrid y otros 7.260 euros a la Bolsa de Bilbao. Además, se reconocen deudas por 1,03 millones de euros con el bróker CM Capital Markets.

Ruptura

El listado de compañías jubiladas en bolsa a lo largo de este turbulento 2020 se completa con Cartera Industrial Rea, cuyas acciones estaban admitidas a negociación en los corros electrónicos de las bolsas de Madrid y Barcelona. En el caso de esta retirada, el motivo no fue ni una operación corporativa ni consecuencia de la crisis, sino de la decisión de sus socios de romper la compañía.

La periodista y presentadora de televisión Ana Rosa Quintana y sus compañeros de viaje, entre ellos antiguos consejeros de Banco Popular, Pescanova y Ence, decidieron darlo por finalizado. Una decisión que se tradujo en la pérdida de otros 1,81 millones de euros de capitalización para una bolsa española en la que el Ibex 35 a duras penas logra salvar una valoración de 455.800 millones de euros.

Con unas previsiones cada vez más inciertas de la duración y profundidad que alcanzará esta crisis del coronavirus en la economía y los mercados, la posibilidad de que otras quiebras engorden la cifra de exclusiones está sobre la mesa. Y lo mismo en cuanto a la posibilidad de compras, pues actualmente una quinta parte de las cotizadas del Ibex 35 está a tiro de opa si se emplea como umbral el importe medio de las dos operaciones celebradas hasta ahora.

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