El dinero no es como la materia. Pero se le parece mucho. La materia ni se crea ni se destruye, se transforma. El dinero sí que se crea (que se lo pregunten sino a la Sra. Lagarde), pero normalmente no se destruye, más bien cambia de sitio. O de bolsillo.
Bueno, sí que se destruye, pero suelen ser billetes viejos y monedas que se retiran de la circulación. Cuando alguien se empobrece hay otro que se enriquece. O cuando muchos se empobrecen, algunos se enriquecen. Pero el dinero solo ha cambiado de dueño.
Esta característica del dinero, su permanencia, es fundamental a la hora de predecir la evolución de las bolsas. Especialmente en esta ocasión, en la que se ha creado la mayor cantidad de dinero de la historia. Porque ¿dónde está y, sobre todo, a dónde irá toda esa “pasta”? Aunque trataremos de dar una respuesta detallada el próximo jueves en las #JornadasNextep, hoy vamos a seguirle la pista - ya saben, “follow the money” – y ver su posible efecto en las bolsas
El rastro empieza en los Bancos Centrales de todo el mundo. Con la llegada de la Covid-19, dispararon la producción de billetes, que continúa hoy en día. Y vaya por delante que ni les juzgo ni les culpo de nada, sólo constato. ¿Y dónde se ha ido ese dinero? A comprar bonos. A cualquier precio.
Así, los países se pueden endeudar sin límite a coste cero y obtienen dinero para lanzarlo desde el helicóptero sobre las víctimas del desastre. Bueno, en España de forma un tanto “selectiva”, pero hoy hablamos a nivel mundial.
Lo que algunos llaman “represión financiera”, para la mayoría de los ahorradores ha sido un auténtico maná
Lo que algunos llaman “represión financiera”, para la mayoría de los ahorradores ha sido un auténtico maná. Porque el dinero ha ido a los ahorradores que tienen fondos de inversión y planes de pensiones de renta fija, que todas las mañanas rezan por poder seguir “reprimidos”. Para que bajen los tipos de interés hay que comprar muchos bonos, eso hace subir el precio de los mismos y, en consecuencia, el de los fondos que invierten en bonos.
El dinero también ha ido a la renta variable. Quien más bonos le vende a los bancos centrales son los grandes fondos de inversión y los grandes bancos, que son los que más bonos tienen. ¿Y qué hacen con el dinero tras colocarle al Banco Central Europeo un bono español, portugués o griego al precio más alto de la historia? Pues al menos una parte de ese dinero la invierten en renta variable, que saben que a la larga es más rentable. Y a la corta, porque mercados como el norteamericano, el chino o el alemán han ido como un tiro. Y recientemente hasta los europeos.
Así llegamos a lo que más nos importa (había que entender el proceso para entender su posible evolución futura). Primero, que todo ese dinero no se evapora. Y que seguirá yendo a los mismos sitios. Pero en algún momento se encenderán las alarmas a la hora de invertirlo en bonos.
Hasta el inversor menos espabilado sabe que el día que salga el primer globo sonda de los bancos centrales preparando al mercado para ir reduciendo sus compras, caerán los precios. Y entonces parte del dinero de los bonos se irá a las acciones. Pero para que se lance ese globo sonda tiene que estabilizarse la situación económica. Así que la cuestión es ¿se estabilizará la situación económica?
La estrategia económica es muy sencilla: “el que venga detrás, que arree”.
La respuesta tiene mucho que ver con todo el rollo que les he soltado al principio: nunca se ha emitido tanto dinero, nunca se ha emitido tanta deuda. Y todo ese dinero va a ir a tres sitios: a la inversión pública - que en gran medida acabará siendo gasto público improductivo, pero no deja de ser un “chute” en el brazo de la economía - al crédito, a la economía real - que es donde les gustaría a los bancos centrales que fuera - y, finalmente, pero no menos importante, a la inversión y la especulación financiera e inmobiliaria.
Lo que tenemos por lo tanto es un mix de bebidas estimulantes para el crecimiento y para las bolsas, porque cuando los consumidores pierdan el miedo al virus y empiecen a consumir en serio coincidirá con la mayor inundación de liquidez de la historia.
¿Y la deuda pública? La deuda es un problema para nuestros hijos (salvo que te preocupes por tus hijos, que no parece que sea lo que más preocupa a la gente y mucho menos a los políticos). Porque la estrategia económica es muy sencilla: “el que venga detrás, que arree”. Gracias a la “complicidad” de los bancos centrales, la deuda se está emitiendo a largo plazo y a tipo de interés cero o negativo. Eso no afecta al crecimiento de los próximos años.
¿Y el paro? Aunque la media de paro de las economías avanzadas fuera del 10 % habría un 90 % trabajando y por lo tanto consumiendo. A lo que hay que añadir el consumo que genera el “bote” para salir de fiesta que han creado los bancos centrales y los gobiernos, técnicamente conocido estímulo económico por un lado y fondo de recuperación por el otro. Ese “bote” va a seguir ahí pagando copas hasta que se cierren los bares. Ahí se acabará la fiesta, pero, mientras tanto, relájese y disfrute.
*** Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance.