El acuerdo para un ‘brexit’ ordenado está asegurado, pero eso no significa ausencia de cambios. Las aerolíneas cotizadas en la Bolsa de Londres deberán cumplir las reglas de propiedad del capital que permitan su normal operativa en el bloque comunitario. Una exigencia que las coloca en la pista de despegue hacia una cotización dual al estilo de IAG, según adelantan algunas firmas de inversión.
Las normas no cambian, pero la definitiva salida de Reino Unido de la Unión Europea hace que los inversores británicos -tanto individuales como institucionales- pierdan la condición de comunitarios. Y las reglas del club establecen claramente que las aerolíneas que operan vuelos dentro de su territorio deben estar controladas por ciudadanos o corporaciones de los países miembros.
Este tema ya fue objeto de un amplio debate en torno al futuro IAG. El holding que es cabecera de las antiguas aerolíneas de bandera de España (Iberia), Reino Unido (British Airways) e Irlanda (Aer Lingus) salió al paso de las especulaciones a fuerza de profundos escrutinios a la composición de su accionariado que certificaron que los inversores comunitarios eran mayoría.
Aerolíneas 'low cost'
Aquel fue un hito clave para que la también dueña de Vueling y Level consiguiera mantener su operatividad sin grandes cambios tras el divorcio entre Londres y Bruselas. Además, sentó un precedente, ya que sus acciones seguirían negociándose en el primer mercado de la bolsa española y de la Bolsa de Londres, que a pesar de ser una de las grandes plazas mundiales se prevé que pierda algo de su carácter internacional una vez que se consume la desconexión.
Hoy por hoy, otras dos aerolíneas cotizadas con sede en otros países del bloque comunitario tienen en Londres su plaza bursátil de referencia. Una circunstancia que a lo largo de los años se ha venido traduciendo en un considerable peso británico en su capital. Se trata de la irlandesa Ryanair y la húngara Wizz Air, ambas especializadas en el segmento de bajo coste.
De momento, las dos han anunciado que los derechos de voto para sus accionistas residentes fuera de la Unión Europea quedarán anulados. Una medida drástica que asegurará el hecho de que, con independencia de quién posea sus acciones, serán los inversores comunitarios los que tendrán la llave de la gobernanza de estas dos compañías.
La primera en confirmar este extremo ha sido Ryanair, que este mismo martes publicaba una nota en la que especificaba que la medida será efectiva a partir del mismo 1 de enero. Muy poco después, Wizz Air confirmaba que seguiría la misma pauta para asegurar la continuidad de sus vuelos de corto y medio radio sin más dificultades.
Los responsables de la ‘low-cost’ húngara han reconocido que la medida es necesaria porque cerca de un 80% de sus acciones están en manos de inversores no comunitarios. Aunque tanto Londres como Bruselas se han comprometido a buscar fórmulas menos restrictivas en cuando a la propiedad de las aerolíneas de la región y sus posibilidades operativas, los múltiples retrasos que ha sumado el acuerdo para la ruptura hacen pensar en el sector que no habrá cambios a corto plazo al respecto.
Aquí es donde varias firmas de análisis ven la posibilidad de que las aerolíneas cotizadas hasta ahora en Londres se planteen la posibilidad de un listado secundario de sus acciones en un parqué continental. Con esta decisión se pondrían más a tiro de los inversores continentales que ahora necesitan y a los que la Bolsa londinense comienza a pillar más a desmano.
Cotizar en casa
En este sentido, la experiencia de IAG podría resultar valiosa para otras firmas del sector interesadas en seguir este modelo. No obstante, en el caso del grupo hispano-británico la cotización dual es fruto de su mismo nacimiento por la fusión de Iberia y British Airways. Además, los analistas del sector consultados señalan que probablemente serían plazas distintas a la madrileña las que atraerían a las aerolíneas en retirada simbólica del ‘brexit’.
Más allá de las dos firmas ya referidas, el cambio a partir del 1 de enero también podría afectar a otra compañía más de bajo coste: easyJet. En este caso, sus cuarteles centrales están Luton, la localidad británica en la que se levanta el tercer aeropuerto más importante de Londres.
Sin embargo, lo cierto es que buena parte de su actual oferta de vuelos se focaliza en trayectos con origen y destino en los países del Viejo Continente que siguen formando parte de la Unión Europea. Un contratiempo más para una aerolínea que, como el conjunto del sector, ha sufrido la drástica caída de la demanda de sus servicios hasta quedar reducida casi a cero.
Al margen del cambio
Muy distinto es el caso del grupo Fastjet, cuyas acciones marcan precio en el parqué londinense al igual que todas las anteriores. Sin embargo, el negocio del grupo británico-sudafricano nacido en 2012 se concentra en vuelos regulares entre Sudáfrica y Zimbabue, el alquiler de aeronaves y vuelos chárter en África.
Puesto que la confirmación del ‘brexit’ no implica cambios para el ejercicio de estas actividades, no parece probable ninguna medida por parte de la compañía, que en el hipotético caso de un listado secundario para sus acciones tendría más sentido apuntar hacia Johannesburgo.
Esta fórmula ya ha sido empleada por compañías con fuertes intereses en los mercados británico y sudafricano, como las mineras Anglo American y BHP, la financiera Investec y la tabaquera British American Tobacco (BAT), entre otras.