A muchísimos inversores no les habrá pasado desapercibido la caída que lleva acumulada las acciones de Grifols desde el reciente giro a la baja a finales de enero de este año.
El valor llegó a marcar máximos el pasado día 27 de enero los 26,07 euros y desde entonces no ha parado de bajar hasta los mínimos que vimos el pasado viernes en los 20,27 euros.
Estamos hablando por lo tanto de una corrección del 22,25% en 22 sesiones bursátiles. Un descalabro en toda regla que ha llamado la atención de más de un inversor.
Sin embargo, lo que no podemos perder de vista es lo que ha venido ocurriendo desde hace más de tres años cada vez que las acciones de Grifols bajaban a la zona de los 22 euros y que bien podemos ver en el gráfico insertado con anterioridad.
Es quizás esta confianza ciega en el continuo rebote en dicha zona desde entonces la que ha llevado a muchos inversores a entrar ante la esperanza de que la historia se repita.
Sin embargo, esta vez podría ser diferente.
Esto lo digo porque lo que estamos realmente es a un proceso de pull-back a la línea de soporte perforada y si acabamos marcando mínimos por debajo de los que vimos el viernes pasado entonces quedaría dicho proceso confirmado lo que abriría un escenario de continuidad correctiva hacia los 17 euros.