La tarea del Banco Central Europeo (BCE) se está empezando a complicar. Por un lado tiene a los inversores, que piensan con razón que si vuelve la normalidad a la economía no tiene sentido que los tipos de interés de los bonos sean tan bajos (con la normalización económica viene la normalización en la inflación).
Pero, si para mantener bajos los tipos, el BCE tiene que seguir inyectando liquidez, les está dando la razón a los inversores, puesto que esa liquidez es gasolina para la economía.
Ni siquiera es necesario que repunte mucho la inflación para que se vea lo ridículo de determinados tipos de interés que el BCE mantiene artificialmente bajos. Si el propio objetivo estructural del banco central es un IPC cercano al 2% y que, según sus propias previsiones, la vuelta a la normalidad lo sitúe este año en el 1,5%, ¿qué interés tiene -nunca mejor dicho- tener en cartera un bono español con una rentabilidad del 0,3% o un bono alemán con una rentabilidad negativa del -0,3%?
Si para mantener bajos los tipos, el BCE tiene que seguir inyectando liquidez, les está dando la razón a los inversores
Alguien me dirá -y con razón- que habido otras épocas en las que los tipos de interés reales -que es como se llama al tipo de interés de un bono una vez se descuenta la inflación- han sido negativos, pero que aún así el precio de los bonos no solo se ha mantenido, sino que ha subido.
La diferencia es que en esas épocas los bonos generaban plusvalía porque la demanda de los bancos centrales era mayor que la oferta del mercado. Y lo era porque la economía europea sufre de 'euro esclerosis estructural' -estancamiento y muy baja inflación- y, en consecuencia, la tendencia de los tipos de interés es bajista, con o sin el BCE.
Lo que ocurre es que temporalmente la 'euro esclerosis' va a mejorar. No es que vaya a desaparecer, es una enfermedad crónica consecuencia del traje de cemento de burocracia, excesos regulatorios y falta de apoyo a la innovación y a la empresa en la que han sumido los políticos europeos la economía de la Eurozona. Pero, como casi todas las enfermedades crónicas, tiene periodos de mejora.
En esta ocasión, el alivio viene en forma de un estímulo económico y monetario sin precedentes. Hasta una economía tan poco dinámica como la europea reaccionará positivamente a los esteroides.
Hasta una economía tan poco dinámica como la europea reaccionará positivamente a los esteroides
Lo inconsecuente de la situación en que se encuentra el BCE es que para mantener bajos los tipos de interés de los bonos tienen que inyectar cada vez más esteroides. Esto es comprar bonos, que son liquidez para una economía que ya nada en un mar de liquidez que solo está esperando a la normalización para trasladarse, al menos parcialmente, al consumo.
Así, inexorablemente, el BCE se va situando en un callejón sin salida en el que el objetivo de mantener bajos los tipos de interés choca con la percepción inflacionista que su genera su actuación entre los inversores. Una percepción que tiene el efecto contrario al deseado, es decir: si la gente tiene miedo a la inflación vende bonos y, a más vender, más difícil es mantener bajos los tipos de interés.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance